Koldo LANDALUZE
INDUSTRIA MUSICAL

EL DISCO DE VINILO DESTRONA EL GOBIERNO DEL CD

El disco de vinilo ha dejado de ser un mero objeto para coleccionistas y para nostálgicos del vintage. Es una realidad mercantil que ha amenazado muy seriamente el gobierno del CD. Alain Consinni, responsable de la empresa de discos de vinilo vasca Press Play Vinyl, revela a GARA algunos datos relativos a este resurgimiento imparable.

Hubo un tiempo en el que las agujas surcaban océanos de vinilo. Las había que cabalgaban junto a las valquirias de Wagner, sobre la llanura firme del sello Deutsche Grammophon. Otras, en cambio, abrían surcos a golpe de guitarra eléctrica y batería.

Con el paso del tiempo, las agujas aprendieron a surfear porque la superficie de los vinilos menguó y las curvas se hicieron más pronunciadas por efecto del calor o porque el peso de otros discos pusieron de manifiesto que a menor grosor, el precio del PVC era más barato.

Las agujas también aprendieron a cocinar huevos fritos porque entre los surcos se cruzaron otros que eran ajenos a la música y su efecto distorsionador provocaba que en las canciones se sumara un crepitar que primero resultó molesto y después se transformó en añoranza.

A pesar de ello, las agujas agradecieron que hubiera melómanos que todavía preferían escuchar la música a través de ellas y a pesar de la invasión digital que se orquestó en los noventa.

Poco a poco, con el paso del tiempo, las agujas fueron desapareciendo porque su verdadero sentido, el vinilo, fue sustituido por otro tipo de superficies que no requerían de su contacto.

En los noventa, el gobierno de los CDs fue absoluto. No obstante algunas irreductibles agujas aguardaron pacientemente su momento para recuperar su territorio perdido.

El retorno del vinilo

A comienzos del año 2000 algo se intuyó en el mercado de la música. El imperio digital mostraba sus primeras grietas. En 2017 el CD se reveló como un formato en clara recesión frente a las descargas y las escuchas en streaming, pero también se colaron a través de esta invasión los vinilos.

En la revuelta también participaron otras tribus que fueron dadas por desaparecidas como los casetes, aquellas cintas omnipresentes en los 70 y 80, que los menores de 30 años acaban de descubrir. A medida que las tiendas de CD cerraban, nacían otras tiendas de discos, las de vinilos.

El año pasado, la revista especializada “Rolling Stone” vaticinó algo que hoy es una realidad, «en un futuro próximo es probable que los ingresos generados por las ventas de discos de vinilo superen a los ingresos generados por los CD».

La publicación se basó en unos datos aportados por Recording Industry Association of America sobre ventas de discos compactos y discos de vinilo y otros soportes. Según estos datos, en Estados Unidos el pasado año se vendieron mucho más discos discos compactos –19,6 millones de unidades– que discos de vinilo –8,6 millones de unidades–.

Pero la diferencia entre los ingresos que generaron los CD y los discos de vinilo era cada vez menor, y era una dinámica que aumentaba rápidamente. En la primera mitad de este año los discos compactos generaron 247,9 millones de dólares en ingresos. En el mismo periodo, los discos de vinilo generaron 224,1 millones de dólares en ingresos.

Otro dato a tener en cuenta lo aposta la multinacional Sony que dejó de fabricar discos de vinilo hace 30 años, en 1989. Pero a principios de 2019 y coincidiendo con el 70 aniversario de los elepés, Sony retomó la fabricación de discos de vinilo.

En la actualidad, Sony Music reedita álbumes clásicos que ya en su día existieron en formato de disco de vinilo, junto con álbumes más recientes que nunca antes habían existido en este soporte, incluyendo “Planet Earth” de Prince.

Gran Bretaña figura como el gran referente en cuanto a este tipo de tendencias. En 2019 se vendieron más de 4,3 millones de vinilos, completando doce años de crecimiento en ventas. También se sumó a este auge, todavía de manera bastante tímida, el cassete: en territorio británico se vendieron 80.000 copias en 2019.

No obstante, la verdadera triunfadora sigue siendo a industria del streaming la cual se lleva el 80% de los ingresos del sector liderado por la todopoderosa Spotify.

Según el informe más reciente de la Recording Industry Association of America, en la primera mitad de 2020 las ventas de vinilos representaron 232 millones de dólares de ingresos, en comparación con los 129,9 millones de dólares de las ventas de CDs.

Buena parte de culpa del desplome del CD se debe a que sus ventas cayeron un 50%. La asociación estadounidense también sugiere que una gran parte de esta caída en las ventas de CD se debe a la clausura de las tiendas debido a la pandemia. En sus conclusiones la RIAA afirma que, si bien el vinilo representa el 62% de todas las compras de música en soportes físicos en lo que va de año, este sigue representando solo un 4% de los ingresos totales.

Las suscripciones de música de pago, como Spotify, han crecido en lo que va de curso un 24% más que el año pasado y representan la nada desdeñable cifra de 3.300 millones de dólares. Es decir, el 72% de los ingresos musicales totales.

A todo ello se suma la necesidad de escuchar los discos de vinilo y el gigante Amazon ha señalado que uno de sus productos estrella es un tocadiscos en formato maleta –SRP-201 de Soudmy– cuya estética vintage queda subrayada por su tejido de lino gris, los detalles metalizados envejecidos y la inclusión de los altavoces en su frente.

Press Play Vinyl, una empresa vasca

Euskal Herria no ha sido ajena a esta revolución de vinilo. En la localidad bizkaitarra de Urduliz se levanta la empresa Press Play Vinyl, la segunda a nivel estatal que hace dos años se lanzó a esta odisea. Alain Consinni es el responsable de esta iniciativa y revela a GARA que «hace varios años descubrimos que una compañía sueca estaba desarrollando una máquina de prensado de vinilos. En principio esto nos sorprendió un poco pero fuimos conscientes de que si alguien creaba una máquina de estas características es que algo se estaba fraguando en este sentido. El auge del vinilo arranca en 2005, con sus lógicos altibajos. Hicimos un estudio de mercado y a nivel estatal topamos con que había una gran demanda. Con anterioridad nos dedicábamos a la creación de componentes eléctricos pero decidimos ampliar el negocio».

En relación a lo que supone el auge del vinilo, Consinni afirma que «teníamos esa idea. La gráfica nos descubre que el mercado crece continuamente. Igual un año crece un 10% pero al siguiente alcanza el 30% y eso es mucho. La principal duda es saber hasta cuándo va a crecer porque tendrá un tope pero nosotros pensamos que todavía le queda recorrido y cuando se estabilice no creemos que vaya a bajar, ni mucho menos».

Visto el mercado y su auge, es evidente que ha habido nuevas generaciones que han sido seducidas por el vinilo. Para el responsable de Press Play Vinyl «es un dato que nos sorprendió porque hemos hecho reediciones de discos de grupos clásicos como La Polla Records, Hertzainak o de Fermin Muguruza y se suponía que son discos para gente que ya los han conocido antes en este tipo de formatos, pero la mayoría de la gente que compra nuestros discos son muy jóvenes, nunca conocieron el vinilo y han conocido otros tipos de música emergentes».

Otro aspecto es el propio formato del vinilo y el diseño de sus portadas. Para Consinni «esto es un aspecto muy a tener en cuenta porque la posibilidad que ofrece el disco de vinilo permite a los artistas desarrollar mucho más y mejor su trabajo. Nosotros contamos con portadas troqueladas, de diferentes tonos que juegan con tonos plateados o incluso hemos sacado discos cuyas portadas son en 3D y llevan adjuntas unas gafas. Creo que en este sentido, sus posibilidades son mucho mayores que las que ofrece el CD y no digamos ya la nulidad que ofrece el streaming».

Finalmente, Consini añade que «la música se disfruta mucho más en vinilo que en cualquier otro tipo de formato. La clave está en hacer bien las cosas. El peso mínimo de nuestros discos es 140 gramos y no ocurre como en aquella última hornada de vinilos de pésima calidad que no alcanzaban los 120 gramos y se bombeaban rápidamente».