J.O.
PAREJAS

Continúan engrasando la trituradora

JAKA-MARTIJA 8

ELEZKANO-ZABALETA 22


Habrá algún precavido, o cenizo, que piense que el Parejas es tan largo que el estado de forma alcanzado por Elezkano-Zabaleta es tan óptimo que les será difícil alargarlo hasta el verdadero momento de la verdad, cuando se deciden las txapelas. Sin embargo, viéndoles jugar y la cada vez mayor superioridad con la que se deshacen de sus rivales, da la sensación de que el de Zaratamo y el de Etxarren no están haciendo sino engrasar la perfecta maquinaria que su potencial es capaz de generar.

Si en las primeras jornadas Zabaleta era capaz, por sí solo, de deshacerse prácticamente de cualquier pareja, con el paso de las jornadas Danel Elezkano se está poniendo a la altura de su zaguero y a unos voluntariosos Jaka-Martija no les quedó más remedio que sacar la bandera blanca conscientes de que, hoy por hoy, los líderes del Parejas juegan en otra liga.

Y es que, más allá del elocuente marcador final, la clasificación también jugó su papel en un duelo desigual en el que el campeón manomanista y el del Parejas apenas lograron aguantar una decena de tantos a unos rivales en cuyo diccionario, ahora mismo, no existen las palabras piedad y despiste. Desde el primer pelotazo Jaka trató de enredar a sus rivales, trató de mover a Zabaleta, de atraerle cerca del frontis y sacar de sitio a Elezkano, pero el de Etxarren no necesita más de un pelotazo para cambiar la dinámica de cualquier peloteo y todo esfuerzo resultó baldío. Quizá haya tenido el de Etxarren partidos con pelotazos más brillantes, pero la solvencia mostrada ayer, sin un solo error y sumando dirección a sus rotundos golpeos, volvió a causar estragos, mucho más con un Elezkano dispuesto a aprovechar la más mínima oportunidad para hacer daño.

Si en las primeras jornadas se le vio algo tímido, como con miedo a molestar a un Zabaleta tan dominador, en las últimas jornadas se ha confirmado como un complemento ideal al zaguero navarro, encontrando ayer un filón en el txoko y acabando con la paciencia de unos rivales superados.