Carlos DE TORRES (EFE)
Elkarrizketa
JUANITO OIARZABAL
ALPINISTA

«No cuelgo el piolet, tengo más ilusión que nunca»

Juanito Oiarzabal (Gasteiz, 65 años) entra en edad de jubilarse apenas un mes después del logro más importante de su vida. No se trataba del "ochomil" número 27 para el primer alpinista estatal y sexto del mundo en ascender los 14 techos del planeta, sino la superación del Covid.

El alpinista alavés cumple hoy 65 años, apartado de los ochomiles desde hace un tiempo, pero con más ilusiones y proyectos que nunca. Empieza otra nueva vida. La anterior la contará a través de una serie de documentales filmados en diversos escenarios del planeta junto a su amigo, escritor y director de "Al filo de lo Imposible", Sebastián Álvaro.

Acaba de superar un buen susto con el Covid a punto de cumplir los 65 años. ¿Cómo se encuentra?

Hace un mes que me dieron de alta y he pasado dos revisiones. Me han hecho dos placas para comprobar el estado de los pulmones, ya afectados por dos embolias en 2016, en el Dhaulagiri. Estoy ahora un poco a la carrera, ya que el 22 de abril me voy con Sebastián Álvaro a Nepal a un trekking con 20 personas, y de paso haremos el segundo documental sobre mi vida, que ya empezamos en el Karakorum. Estoy entrenando lo máximo posible.

O sea, que de colgar el piolet, nada de nada...

No, en absoluto. Cumplo 65 años pero no cuelgo nada, al revés, cada día estoy con más ganas y con más proyectos. Estoy olvidándome del virus porque ahora viene lo bonito. Voy a ser uno de los primeros en vacunarme e iré a Nepal con garantías. De los ochomiles me retiré, entre otras cosas porque me falta Alberto Zerain, que murió en el Nanga Parbat (Pakistán) en 2017. Él era mi motivación, mi garantía, por eso anuncié mi retirada de las grandes cumbres.

A otro nivel, pero seguirá subiendo y bajando montañas.

De la actividad profesional no me retiro, voy a solicitar la jubilación activa. Seguiré haciendo montaña, escalando vías, pero de colgar el piolet nada. Pienso que este deporte se puede practicar siempre. Cuando no pueda hacer seismiles, haré cincomiles, y si no, tresmiles o cualquier monte que pueda.

¿Qué le dice la palabra «miedo» después de superar los ochomiles y de superar el Covid?

El miedo es algo muy personal, muy libre, algo casi tan particular que casi no lo percibes. He pasado momentos muy malos, pero en mí no se han traducido en miedo, sino en motivación para crecerme, tratar de no cometer errores y poder bajar de la cumbre en condiciones.

¿Alguna similitud entre la dificultad del hospital y las montañas?

Son sensaciones diferentes. En el hospital sentí angustia, igual que en algunos momentos en el Himalaya. Los primeros días veía entrar y salir médicos, utilicé un respirador... tienes incertidumbre. Peor fueron los tres días anteriores en casa, creí que me moría. Fueron momentos angustiosos, se me pasaron por la cabeza muchas cosas. Pensé que un año atrás la gente se moría en gran cantidad.

¿Cuántas veces cree que ha vuelto a nacer?

Muchas. He tenido mucha suerte en la vida. La suerte es un factor importante. He visto morir a compañeros, he perdido nueve compañeros directos, amigos de toda la vida. Yo estoy aquí porque he tenido suerte, aunque la suerte también hay que buscarla, actuando y usando la experiencia. No puedes controlar aspectos como las avalanchas o las grietas peligrosas. He pasado momentos difíciles. Tengo claro que por un ochomil no merece la pena perder ni una uña.

A usted se le congelaron los pies y tuvieron que amputarle todos los dedos...

La montaña actúa como un imán, pero mi cabezonería hizo que subiera la montaña. Fue el mayor error de mi vida, en el K2, en 2004, junto a Edurne Pasabán. Sabía que me estaba congelando y seguí. De aquello aprendí, asumí el error. Me amputaron los diez dedos. Fue un exceso de ambición.

¿Cómo quiere vivir a partir de ahora?

Ahora que me voy a jubilar mi vida no cambiará para nada. Voy a seguir igual, trabajando como guía de montaña, llevando viajes a diversas partes del mundo. Se conocen mis grandes expediciones, pero siempre he vivido de mis viajes, de llevar gente a rutas de montaña.

¿Se puede decir que encontró en la montaña lo que fue a buscar desde el principio?

Siempre he ido a la montaña porque es mi pasión. Empecé de la mano de mi padre, pero influyó mucho que hice 4 años de gimnasia deportiva, lo que fue importante a la hora de escalar, estaba musculado, y a partir de ahí con 14 años empecé a escalar en roca. A partir de ahí toda una vida en la montaña, solo he parado por accidentes.