Jon ORMAZABAL
PRESENTACIÓN DEL MANOMANISTA

Se busca campeón de hierro y hormigón en una edición muy abierta

Hierro y hormigón, dos materiales duros y de larga duración, fueron los más empleados por Eduardo Chillida en sus esculturas, características que deberán tener los aspirantes a un Manomanista presentado ayer en Chillida-Leku con una liguilla de cuartos de final, al estilo Cuatro y Medio, como principal novedad y fuente de respeto.

Con dificultades para darle la vuelta a la situación de crisis surgida tras la pandemia, pero con un magnífico ramillete de aspirantes a la txapela, las empresas de la LEP.M han decidido apostarlo «doble a sencillo» a un Manomanista en el que, si todo marcha bien, se prevén grandes y muchos partidos de primer nivel, pero en el que, a su vez se corre el riesgo de que el físico termine pagando factura a alguno de los participantes que, en el mejor de los casos, deberá jugar cuatro partidos mano a mano en cuatro semanas para llegar a la final, una cifra que puede ser de hasta siete en el caso de que sea Darío uno de los dos pelotaris que llegue a esa gran final del próximo 29 de mayo en el Nafarroa Arena de Iruñea, la otra gran novedad, junto al sistema de competición, de la presente edición.

Reservar espacios como el megalómano espacio iruindarra requiere además jugar con mucha previsión y antelación, lo que impide que se pueda conceder ningún aplazamiento a «ninguno de los finalistas», ni siquiera una semana, como ya se hizo el año pasado con Iñaki Artola, que finalmente tuvo que renunciar a su primera final.

Y fue precisamente el de Alegia uno de los que más explícitamente mostró su disgusto con esa decisión. «Como al resto de pelotaris, es algo que no me hace mucha gracia. Las empresas tendrán sus razones, sabemos que en esos recintos es muy complicado cambiar las fechas, pero pensaba que al menos intentarían buscar la manera de mantener, al menos, esa semana que había antes. Sabemos que pedir más, sin llegar aquellas de antaño, es imposible por temas de marketing y televisión, pero creo que a veces se olvida que al jugar con la mano, la historia lo ha demostrado, que sería normal que mucha gente terminase una semifinal dura con mal de manos, o una fisura en un dedo... Nuestro deporte tiene esas exigencias y mantener un día será muy importante, pero, que los que llegan, si es posible, jueguen la final, también lo es y, hablando claro, en eso vamos hacia atrás».

Seis u ocho aspirantes

Iñaxio Errandonea, por su parte, dejó claro que, con el nivel existente, en el que ve «hasta 6 u 8 aspirantes a la txapela», renunciar a este sistema suponía, de facto, renunciar a un buen número de partidos que, a priori, se intuyen apasionantes.

El sorteo –dirigido– avaló esta tesis con un emparejamiento entre dos de los cuatro campeones, Jaka/Irribarria, para el lunes en Eibar. También tiene miga el del otro txapeldun que arranca desde abajo, Mikel Urrutikoetxea, ante un Darío más rodado con el que arranca el campeonato el viernes en Bastida.

Ahora la apuesta depende del físico, más bien de las herramientas de los pelotaris. Los precedentes, en 2010 y 2003 –con liguilla en semifinales–, con lesiones graves de Olaizola II, nos hacen ser recelosos, por no mirar al 94, cuando el callo de Arretxe atrasó la final hasta fiestas de Gasteiz.