La edición 70 del Festival Internacional de Cine de Donostia, que se celebrará entre el 16 y el 24 de setiembre, busca ser “redonda”. No es de extrañar, por la veteranía que confiere cumplir 70 ediciones y el hecho de que arrastramos dos años complicados a causa de la pandemia. Y, ahora, la guerra. Un ambiente «convulso», como reconocía ayer el director del festival, José Luis Rebordinos porque, justo ahora, cuando parecía que pasaba «casi definitivamente» la pandemia, la invasión de Ucrania por parte de Rusia «ha traído la muerte y la destrucción a la vieja Europa».

En este sentido, Rebordinos reivindicó el papel de Zinemaldia como «espacio de debate y lugar de encuentro para distintas formas de entender el cine y la vida. En estos tiempos de corrección política y pensamiento casi único, reivindicamos más que nunca el papel de la cultura para generar debate y crear espacios de libertad en los que todo discurso pueda ser pronunciado con una única condición: el respeto a aquellos que piensen diferente», concluyó.

Las declaraciones y el anuncio del primer premio Donostia de los cuatro o cinco previstos para esta edición la realizó Rebordinos en la presentación de los carteles de las distintas secciones. Unos carteles que han sido diseñados por la compañía de diseño donostiarra Dimensión. En el caso del oficial, el dedicado a Binoche, el póster se ha realizado a partir de un retrato de la fotógrafa Brigitte Lacombe.

Juliette Binoche, una de las intérpretes europeas más internacionales, visitará así la ciudad por cuarta vez para recibir el Premio Donostia en reconocimiento a una dilatada carrera en la que ha encarnado a cerca de 75 personajes, desde heroínas poderosas a seres frágiles, pasando por personajes históricos, roles dramáticos y papeles cómicos. La actriz recogerá el galardón el domingo 18 de setiembre en una gala que tendrá lugar en el Kursaal y que incluirá la proyección de “Avec amour et acharnement” (“Fuego”, 2022), película con la que Claire Denis ganó el Oso de Plata a la Mejor Dirección en la última Berlinale. La película llegará luego a las salas el 30 de setiembre.

Pasión por la interpretación

Juliette Binoche nació en París en 1964, hija también de una actriz y de un escultor. Juliette heredó de sus padres la pasión por el arte y la sensibilidad creativa y, aunque su primera pasión fue el teatro –estudió en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático de París–, cuando se le cruzó el cine inició una carrera casi imposible de resumir.

Algunos datos y títulos: Debutó con “Liberty Belle” (Pascal Kané, 1983), a la que siguieron algunos papeles en películas de cineastas de tanto nombre como Jean-Luc Godard (“Yo te saludo, María”, 1985), Jacques Doillon o André Techiné [con él ha rodado varias películas como “Alice et Martin” (1998)]. La icónica “Mala sangre” (1986) supuso su primera colaboración con Leos Carax, a cuyas órdenes también filmó “Los amantes del Pont-Neuf” ( 1991).

Desde los inicios de su carrera ha alternado títulos rodados en francés con otros muchos realizados en inglés como las adaptaciones literarias de “La insoportable levedad del ser” (Philip Kaufman, 1988) o “Herida”, (Louis Malle, 1992). También encarnó a una mujer en duelo en la película que inauguró la célebre trilogía de Krzysztof Kieslowski “Tres colores: Azul” (1994), aunque el reconocimiento internacional masivo le llegó gracias a su inolvidable personaje de enfermera en “El paciente inglés” (1996), que le proporcionó el Óscar a la Mejor Actriz de Reparto y el premio a la Mejor Actriz en el Festival de Berlín.

Ha trabajado al mando de casi todos los cineastas de nombre del mundo, aunque tampoco ha tenido empacho en actuar en grandes superproducciones de acción como “Godzilla” (Gareth Edwards, 2014). Porque ella es La Binoche.