El regreso de «Detritus» Aramburu
«Detritus» Aramburu vuelve a exponer tras cinco años sin ponerse bajo el foco. Y lo hace en Gasteiz, en la Fundación Vital. El centro acoge la muestra «Pintura al no saber» hasta el 3 de julio, un compendio de la obra del artista, «de un alto valor no solamente estético sino también filosófico e histórico», en palabras de sus organizadores.

El centro de exposiciones de la Fundación Vital de Gasteiz acoge desde ayer el regreso de “Detritus” Aramburu. “Pintura al no saber” es el título de la nueva muestra de este artista, considerado marginal y una celebridad en las redes alternativas de la cultura underground.
La exposición es un compendio de la obra del artista, «de un alto valor no solamente estético sino también filosófico e histórico», en palabras de sus organizadores, e incluye algunas obras realizadas expresamente para esta muestra.
En tres décadas de trayectoria profesional, su obra ha sido mostrada al público de distintos países y provoca un gran impacto en el espectador. «Sus creaciones, expresionistas y transgresoras, están armadas con un trazo figurativo de excelente factura que despiertan el pensamiento crítico e invitan a la reflexión», remarcan.
Florentino “Detritus” Aramburu (Donostia, 1964) formó parte del movimiento okupa, punk y postpunk de los años 80 y 90, y no solamente como modo de vida, sino también al asumir la tarea de ilustrar ese mundo alternativo a través de carteles y poner su talento al servicio de la causa.
Autodidacta y marginal, Aramburu deja constancia en su obra de su particular visión del mundo; una mirada pesimista de los tiempos que le ha tocado vivir y de las miserias perniciosas del ser humano, como colectividad y como individuo. Principalmente pintor, abarca también otras manifestaciones artísticas como la caligrafía, el cartelismo, la ilustración, el libro de artista, la performance e incluso la escenografía.
¿Por qué pinto?
Respecto a su reconocido descontento hacia la vida, el artista matiza que «aunque sea un sentimiento, la mente lo presenta como un problema intelectual que hay que entender». Esta reflexión se plasmó desde el principio tanto con palabras como con imágenes que reflejaban el progreso de sus pensamientos.
Por ello, Detritus afirma que recurrió a la pintura para mejorar su ánimo y su pensamiento. «Pero mi indagación no daba resultados. Si había comenzado creyendo que pintaba sobre la condición humana, dado que mi versión no parecía coincidir con la del prójimo, tuve que aceptar que solo pintaba sobre mi experiencia», añade.
Si su dedicación a la pintura se inició para sobrellevar su frustración de no saber, su imposibilidad de encontrar conclusiones empezó a hacerle desconfiar de sus propias conjeturas y de las de cualquiera; y su motivación, opuesta a la de saber, fue transformándose hacia la idea de la belleza, «un estímulo que no se defiende con argumentos y que tiene la virtud de convenir a mi intelecto».
El artista concluye reflexionando que, a pesar de no tener teorías que compartir, espera que su pintura no sea solo su forma de expresión, «sino que consiga también interpelar a alguien, y que sea por tanto también comunicación». La exposición puede verse de martes a domingo, en el Fundación Vital (Postas 13-15) hasta el próximo 3 de julio.

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