Iñaki VIGOR
MEMORIA HISTÓRICA EN NAFARROA: MARAVILLAS LAMBERTO

Una flor rota que recordará a «la florecica de Larraga»

El escultor Pello Iraizoz ha terminado de tallar un monolito de tres metros que servirá de recuerdo y homenaje a Maravillas Lamberto Yoldi y a toda su familia. «La florecica de Larraga» se ha convertido en icono de la represión franquista más cruel, ya que fue violada en manada y después asesinada junto a su padre.

Sobre estas líneas, Pello Iraizoz junto al monolito que se instalará el próximo 18 de setiembre en Ibiriku, donde mataron a Maravillas Lamberto Yoldi, en la fotografía de la otra página.
Sobre estas líneas, Pello Iraizoz junto al monolito que se instalará el próximo 18 de setiembre en Ibiriku, donde mataron a Maravillas Lamberto Yoldi, en la fotografía de la otra página. (Iñaki VIGOR)

La noche los vio entrar/ eran hombres sin luz/ venían a todo gritar/ era la muerte azul/. La escalera crujió/ cuando salías tú/ con tu padre a dejar/ tu niña juventud» Así comienza la canción que Fermin Balentzia dedicó a Maravillas, la niña de catorce años que quiso acompañar a su padre, Vicente Lamberto, cuando los franquistas fueron a buscarle a su casa el 15 de agosto de 1936. A pesar de su juventud, ella sabía que estaban matando a otros vecinos del pueblo y temía que también iban a hacer lo mismo con su padre.

Esos hombres sin luz” eran varios fascistas de Larraga acompañados de guardias civiles. Irrumpieron a las dos de la madrugada en la vivienda de la familia Lamberto Yoldi, donde había una habitación con dos alcobas. En una dormían los padres, Vicente y Paulina, y en la otra, Maravillas y su hermana Pilar, de 10 años. Lo que ocurrió aquella noche se le quedó grabado para siempre a la más pequeña y su testimonio quedó recogido en el libro “Navarra 1936. De la esperanza al terror”, editado por Altaffaylla Kultur Taldea.

«Cuando le dijeron a mi padre que se levantara, mi hermana, que estaba conmigo en la cama -recordaba Pilar-, les preguntó a dónde lo llevaban. ‘Pues lo llevamos al Ayuntamiento a hacerle unas preguntas’. Y como mi hermana ya tenía 14 años y un poco más de conocimiento que yo, y sabía que se estaban llevando a hombres para matarlos, les dijo: ‘Yo quiero saber qué le hacen a mi padre’. Y le respondieron: ‘Pues ven si quieres’. Maravillas se levantó de la cama, se vistió y se fue con ellos. A mi padre lo encerraron en la cárcel, que está en la planta baja del Ayuntamiento, y a ella la subieron arriba. Y allí es donde todos esos la violaron e hicieron con ella todo lo que quisieron. Ellos mismos lo decían y todo el mundo lo sabe en el pueblo. Y también se sabe quiénes fueron. Hecho el salchucho, ya no la podían dejar como estaba, con toda la ropa rota, después de las barbaridades que habían hecho con ella, porque tenían miedo de que pudiera contarlo. Por eso la mataron».

«La muerte no fue capaz/ de sepultar tu mañana/ ni podrá pintar de olvido/ la acuarela de tu alma». Así continúa la canción de Balentzia, y 86 años después de su muerte la “florecica de Larraga” sigue rememorando no solo uno de los crímenes más horribles del franquismo, sino que se ha convertido en símbolo de los más de 3.500 asesinados en Nafarroa.

UN ENCARGO DEL AYUNTAMIENTO DE DEIERRI

Los reconocimientos a Maravillas Lamberto tardaron mucho tiempo en llegar. La canción comentada resonó por todo Euskal Herria, y lo sigue haciendo, pero hubo que esperar a la llegada de Joseba Asiron a la alcaldía del Ayuntamiento de Iruñea para que una institución le dedicase una plaza en la capital navarra, concretamente en el barrio de Lezkairu.

Los homenajes se han sucedido por pueblos y barrios, e incluso una asociación memorialista tomó el nombre de “Amapola del camino-Bideko Mitxingorria”. Pero “la florecica de Larraga” todavía no cuenta con un monolito propio, y ese vacío lo quiere llenar el Ayuntamiento de Deierri (Valle de Yerri), porque fue precisamente allí, en el término de Ibiriku, donde mataron a Vicente y Maravillas.

La decisión de colocar el monolito fue tomada por unanimidad de los nueve miembros que componen la Corporación municipal: cinco de Irantzu Herri Kandidatura y cuatro de Independientes de Yerri. ¿Y por qué en Deierri y ahora? El edil Ramiro Urra responde a estas preguntas: «Queremos colocar el monolito en Ibiriku porque sabemos que fue aquí donde los mataron, aunque sus restos no han aparecido. Y queremos ponerlo porque ya era hora. Ya era tarde, podríamos decir. A pesar de que han pasado tantos años, todavía no se había hecho nada desde el Ayuntamiento de Deierri. Por si acaso en el futuro hay cambio de Corporación, que quede nuestro reconocimiento por aquellos hechos».

El propio Urra llamó al escultor Pello Iraizoz para encargarle el monolito. El artista iruindarra asumió el reto con gran ilusión y, de inmediato, cogió el lápiz para dibujar el boceto en un bloque de piedra arenisca de tres metros de largo. Había sido extraída de una cantera de Beire cuando se levantó el monumento a los fusilados en la fosa de Erreniega (El Perdón).

«Yo digo que la piedra dedicada a Maravillas es la hermana pequeña de la que colocamos en Erreniega, e incluso conserva las marcas de los barrenos utilizados para sacarla de la cantera, igual que aquella. Precisamente, he conservado esos agujeros para representar los balazos que mataron a Maravillas y su padre», explica Iraizoz en su casa-taller del barrio de la Magdalena.

Las obras relacionadas con la memoria histórica y la represión le «tocan la fibra de forma especial», como él mismo comenta. «Y en este caso más todavía -remarca-, porque es algo que siento en lo más profundo».

El artista iruindarra tenía claro desde el principio que el tema central tenía que ser una flor hermosa, en referencia a la canción de Fermin Balentzia. «Pero una flor rota -aclara-, porque la vida de Maravillas fue una vida rota. Por eso hay un pedazo de flor roto, junto a dos marcas de disparos representados por los agujeros de los barrenos. Es una talla típica de las kutxas vascas, con una corona de pétalos y un tallo alargado que recorre parte de la piedra, junto con la inscripción ‘Florecica de Larraga-ko Loretxo’».

«LA MADRE Y LAS DOS HERMANAS NO DEJARON DE SUFRIR»

Iraizoz también tenía claro que el monolito no tenía que limitarse a Maravillas, sino a toda su familia, y lo explica mientras acaricia con su mano los diversos elementos en la piedra: «No solo la mataron a ella, sino también a su padre, y por eso figura esta inscripción en castellano y euskara: ‘En memoria de Vicente y Maravillas Lamberto’. Los dos fueron asesinados y los dos deben figurar en el homenaje».

Cuando ya estaba tallando la piedra, cayó en la cuenta de que no estaban representadas ni la madre de Maravillas, Paulina, ni sus dos hermanas, Pilar y Josefina. «A Vicente y su hija mayor los mataron y dejaron de sufrir, pero la madre y sus dos hijas no dejaron de sufrir el resto de sus vidas. Las dejaron en la más absoluta miseria. Les quitaron sus tierras, les quitaron la yegua con la que trabajaban el campo, las machacaron vivas... Por eso, la estela está dedicada a toda la familia Lamberto Yoldi», explica Iraizoz.

El recurso usado en esta obra ha sido el mismo que utilizó en el monumento de la fosa de Erreniega, donde talló más de noventa estrellas de cinco puntas para simbolizar a cada uno de los asesinados allí.

«Había algunos fusilados que eran hermanos, y los representé con las estrellas unidas, como dándose la mano. No es lo mismo perder un hijo que perder dos; no es lo mismo perder una hija que perder una hija y el marido. En esta obra he recurrido al mismo símbolo. A un lado del tallo de la flor aparecen dos estrellas unidas que representan a Maravillas y su padre, y al otro lado, simbolizando que se trata de una familia rota, he colocado otras tres estrellas unidas que representan a la madre y sus dos hijas pequeñas».

«HA LLOVIDO MUCHO DESDE ENTONCES»

En el monolito que Pello Iraizoz acaba de tallar se remarcan dos fechas, 1936-2022, y también llaman la atención las gotas de agua que impregnan toda la obra. Con este recurso quiere expresar que «ha llovido mucho desde entonces, desde que mataron a Maravillas y su padre», pero que ninguna institución se había preocupado hasta ahora de encargar un monolito de recuerdo y homenaje.

«Este olvido no es casual -añade el artista-. Después de morir Franco decían que hubo una transición y una democracia, pero ninguna institución se preocupó de aquel trágico hecho ni de otros parecidos, porque en Navarra también violaron y asesinaron a otras niñas, incluso más jóvenes que Maravillas. Si se hubiese tratado de una novicia de un convento que hubiera sido violada y asesinada por los rojos, estaría canonizada desde hace mucho tiempo, dirían que hizo muchos milagros en vida, habría estampas de ella por todas partes y sería santa. Pero como Maravillas era la hija de Vicentón, un pobre labrador de Larraga, el caso de esta niña todavía sigue siendo desconocido para muchas personas».

Este 15 de agosto se cumplen 86 años de la muerte de Maravillas Lamberto y su padre en las circunstancias aquí rememoradas, y el próximo 18 de setiembre se colocará en Ibiriku el monolito tallado por Iraizoz. Ese día volverá a escucharse, quizás más sentida que nunca, la canción de Fermin Balentzia: «Maravillas, Maravillas/ florecica de Larraga/ amapola del camino/ te seguiré donde vayas».