Anush GHAVALYAN EREVÁN

Nagorno Karabaj: Navidad bajo el bloqueo

Un grupo de activistas medioambientales azeríes mantiene cortada la única carretera que conecta el enclave armenio de Nagorno Karabaj con el resto del mundo. La situación humanitaria empeora día a día para más de 120.000 personas privadas de lo más básico.

Imagen de la multitudinaria protesta que tuvo lugar en Stepanakert del 25 de diciembre.
Imagen de la multitudinaria protesta que tuvo lugar en Stepanakert del 25 de diciembre. (Edgar KAMALYAN)

Verduras y frutas, productos lácteos, azúcar, sal… ¡Nos falta casi de todo!». Para Narine Grigoryan, profesora de Stepanakert, las consecuencias de semanas bajo el bloqueo resultan patentes en los estantes vacíos de los supermercados. La situación en el enclave se deteriora cada día que pasa desde el 12 de diciembre. Fue entonces cuando un grupo de activistas medioambientales azeríes bloquearon el Corredor de Lachin, la única carretera entre Armenia y Nagorno Karabaj (también llamado «Artsaj» por los armenios). Lachin es el auténtico «cordón umbilical» para este enclave de mayoría armenia en territorio oficialmente azerí.

En condiciones normales, son 400 toneladas de alimentos y otros productos básicos los que entran diariamente en Nagorno Karabaj. Tras una dura negociación, la Cruz Roja Internacional pudo enviar diez toneladas de carga humanitaria desde Armenia el pasado 25 de diciembre: medicamentos y alimentos hospitales, comida para bebés...

Según el Ministerio de Salud de NK, se cubría así la demanda para diez días. Mientras Bakú insiste en que el bloqueo responde a una iniciativa de su sociedad civil, investigaciones como la de Radio Free Europe/Radio Liberty desvelan un vínculo entre los llamados «eco-activistas» azeríes y el Gobierno de Azerbaiyán.

Pero hay más. Organizaciones como Human Rights Watch han denunciado que la región se ha visto nuevamente privada de gas durante días. El suministro depende exclusivamente de la voluntad de Azerbaiyán, ya que parte de la infraestructura pasa por los territorios que quedaron bajo el control de Bakú después de la guerra en 2020.

«Una vez más, la situación actual muestra la importancia de garantizar el acceso libre y sin trabas de la asistencia humanitaria y las misiones internacionales de derechos humanos a todas las zonas y personas, incluidas las que residen en Nagorno Karabaj», resaltó el comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa en su declaración del 20 de diciembre. Sin embargo, la región aún carece de la presencia tanto de organismos internacionales como de agencias de la ONU. La situación en el Corredor Lachin y la restauración de la libre circulación también estuvieron en la reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU el 20 de diciembre, donde se pidió explícitamente la reapertura «inmediata e incondicional» del corredor.

ACCIONES SOBRE EL TERRENO

«Mientras siga el bloqueo, todos estos llamamientos y declaraciones de organizaciones de derechos humanos y países deben ir seguidos de acciones reales sobre el terreno», traslada a GARA desde Ereván Gegham Stepanyan, Defensor del Pueblo de Nagorno-Karabaj. Es una de las 1.100 personas que siguen sin poder regresar a casa por el cierre de la carretera. Stepanyan habla de «acciones ambientales escenificadas que son parte de la política estatal de Azerbaiyán y que busca la limpieza étnica en Nagorno-Karabaj».

El oficial recuerda los casos de asesinatos de civiles pacíficos, interrupciones de infraestructura, cortes de gas, acoso a la actividad agrícola y la presión psicológica por parte de Azerbaiyán desde el alto el fuego de 2020. «No hemos visto ningún diálogo constructivo hasta ahora. Por el contrario, solo sufrimos el odio hacia los armenios a nivel estatal», lamenta Stepanyan, quien descarta toda posibilidad de que el enclave pase algún día bajo jurisdicción azerí.

Arayik Harutyunyan, presidente de Nagorno-Karabaj, también desconfía de las demandas ecológicas de Azerbaiyán. «El 3 de diciembre, después de bloquear la única carretera que conecta Artsaj con Armenia por primera vez, la parte azerbaiyana, a través de las fuerzas de paz rusas, transmitió propuestas por escrito a las autoridades de Artsaj que tenían poco que ver con cuestiones ambientales y eran completamente inaceptables», dijo el líder de Nagorno-Karabaj. Una de ellas podría ser el futuro de Rubén Vardanyan, el actual primer ministro de Nagorno Karabaj. El 23 de diciembre, en una rueda de prensa entre el ministro de Relaciones Exteriores de Azerbaiyán, Jeyhun Bayramov, y su homólogo ruso, Sergey Lavrov, el azerí pidió que Vardanyan abandone la región «lo antes posible».

Empresario y filántropo ruso-armenio, Vardanyan renunció a su ciudadanía rusa y se mudó a Nagorno-Karabaj a principios de septiembre. Un mes después, fue nombrado primer ministro de la república autónoma. «No me iré a ninguna parte, no cederé a las demandas de Azerbaiyán», anunció durante la manifestación nacional en Stepanakert el 25 de diciembre. Decenas de miles de personas se reunieron para alzar la voz sobre el bloqueo y las violaciones de los derechos humanos.

El 24 de diciembre, un grupo de activistas civiles armenios marchó hasta la sección cerrada de la carretera donde se encuentra el puesto de control de las fuerzas de paz rusas. Tigran Petrosyan, líder opositor, pedía a la parte rusa que cumpliera con sus compromisos bajo la Declaración Trilateral del 9 de noviembre y garantice la seguridad del Corredor de Lachin.

Los rusos respondieron entonces que la vía se abriría el 26 de diciembre. No fue así, y el 27 se reanudó la protesta: cientos de personas marcharon hacia el aeropuerto de la región, lugar de despliegue permanente del contingente, exigiendo una reunión con el comandante de las fuerzas de paz. «La situación sobre el terreno es grave. Necesitamos resistir y no hacer concesiones ya que Bakú seguirá con nuevas demandas», destacó Petrosyan desde el aeropuerto. El plan es permanecer allí hasta que llegue una respuesta de Moscú.