GARA
TOUR 2024

El pelotón toma el ritmo caracol para que Jasper Philipsen gane al sprint

Después de disfrutar el lunes del primer día de descanso, los corredores se lo tomaron con mucha tranquilidad y ganó el flamenco del equipo Alpecin.

Philipsen celebra el triunfo ante Girmay.
Philipsen celebra el triunfo ante Girmay. (Marco BERTORELLO | AFP)

Después de dos segundos puestos y una desclasificación, por fin levantó los brazos el flamenco Jasper Philipsen (Alpecin Deceuninck), ganador al sprint de la décima etapa del Tour en una jornada lenta y de transición.

Con un lanzador de lujo como el campeón del mundo Mathieu Van der Poel, Philipsen (Ham, 26 años) impuso su velocidad con autoridad por delante del eritreo Biniam Girmay (Intermarché) y del alemán Pascal Ackermann (Israel), dando tiempo al pelotón con 4h.19.06, a una media de 43,2 km/h, la más baja prevista.

En un día muy parecido a una marcha cicloturista, los hombres de la general se mantuvieron en sus puestos sin despeinarse.

Orléans, la ciudad de Juana de Arco, engalanada con enormes fotografías de todos los vencedores del Tour de Francia en sus principales calles, lanzó una etapa «para los sprinters, con pánico a los abanicos».

El calor y las fuerzas que ya van escaseando no animaron a los aventureros habituales. Tampoco había en juego puntos para la montaña. Así que se instaló el paseo a ritmo de caracol, por debajo del horario previsto más lento. Los favoritos nada se jugaban, no era su guerra, y los fugitivos se abstuvieron de perder tiempo y energías ante un sprint inevitable. Solo a 60 kilómetros del final, entrando en una zona de vientos cruzados a 20 km/h procedentes del suroeste subió el ritmo a niveles que parecieron serios. Los líderes aparecieron delante en esta zona.

El pelotón tampoco se alteró con apenas 10 km para llegar a Saint Amand Montrond, localidad natal del doble campeón mundial Julian Alaphilippe, ausente muy a su pesar en este Tour. Philipsen contó con el cohete Van der Poel como lanzador. El maillot arcoíris apareció poderoso para descolgar rivales y poner al flamenco el triunfo en bandeja de plata.