Martxelo DÍAZ
IRUÑEA

Obligadas a limpiar colegios pese a necesitar silla de ruedas y andador

Dos mujeres de 56 años, María Ángeles y María Elena, necesitan un andador y una silla de ruedas para desplazarse. Pese a ello, el INSS les obliga a realizar un trabajo tan físico como el de limpiar colegios en Iruñea. LAB ha llamado a acompañar a María Elena, que debe incorporarse hoy al trabajo a las 16.55 en el colegio Mendigoiti de Mendillorri.

María Elena, en silla de ruedas, y María Ángeles, en el andador, ayer en la sede de LAB de Iruñea.
María Elena, en silla de ruedas, y María Ángeles, en el andador, ayer en la sede de LAB de Iruñea. (Iñigo URIZ | FOKU)

María Ángeles y María Elena son dos mujeres de 56 años que llevan trabajando en la limpieza desde que tenían 15. Ambas sufren enfermedades que les impiden desarrollar una vida normal: una de ellas utiliza andador, la otra se ve obligada a desplazarse en silla de ruedas. Pese a ello, según explicaron ayer en una comparecencia en la sede de LAB en Iruñea, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) les obliga a trabajar limpiando centros escolares.

María Ángeles lo hace ya, con su andador, en el colegio Patxi Larrainzar de Arrotxapea para la empresa Lacera. A María Elena, la empresa Zaintzen le obliga a presentarse hoy a las 16.55 en el colegio Mendigoiti de Mendillorri. LAB ha llamado al acompañamiento. Con su silla de ruedas deberá arrastrar un carro con los productos de limpieza durante cuatro horas. Se supone que tendrá que limpiar aulas, retretes y escaleras, aunque es evidente que físicamente no puede hacerlo. María Elena todavía no ha recibido el informe del INSS, pero la empresa ya le ha notificado que hoy tiene que ir a trabajar. Las dos empresas son subcontratas del Ayuntamiento de Iruñea.

INCAPACIDAD

Ambas tienen reconocida la discapacidad por Osasunbidea. Del 56% en un caso, del 49% en el otro. Pero la inspección del INSS a la que se deben someter cuando la baja supera el año de duración no les otorga la incapacidad permanente, pese a que es evidentes que sus condiciones físicas no les permiten desarrollar una actividad como la limpieza de un colegio.

«No debían estar en su sano juicio», destacó el portavoz de LAB-Nafarroa, Imanol Karrera, al calificar la decisión tomada por el INSS.

«Me han denegado la incapacidad permanente porque dicen que puedo realizar mi trabajo, que es limpiar, empujando un carro con la lejía, el cubo de agua y los jabones. Tengo que limpiar mesas, agacharme a limpiar retretes, tengo que fregar escaleras», cuenta desde su silla de ruedas.

«Me da vergüenza haber llegado a esta situación. Me parece indigno y que vulnera los derechos humanos. Me parece que estamos retrocediendo al medievo, a las esclavitud», denuncia.

«La Seguridad Social nos somete a un desgaste que parece la Inquisición. Pese a tener informes de Osasunbidea, no se creen nada de lo que se les dice, te cuestionan todo», señalaba antes de subrayar que tampoco le dejan ir con un acompañante o llevar el móvil. «Es humillante».

DESESPERACIÓN

«Estoy desesperada, he intentado suicidarme. Le he pedido a mi marido que me ayude a morirme, porque me paso la vida de la cama al sofá y del sofá a la cama. No puede vivir así. No es solo la enfermedad lo que te machaca. Esto es como una gota china, como una tortura. Piensas que no vas a cobrar, luego que la Seguridad Social no te reconoce la baja. Mi marido tuvo que dejar de trabajar durante un año. Hubo un momento en el que ninguno de los dos cobrábamos. ¿Qué es lo que quieren? ¿Que nos vayamos del trabajo y perdamos todos nuestros derechos? ¿O que nos suicidemos?».

La situación de María Ángeles es tan grave que tiene una ayuda domiciliaria para poder ducharse. Sin embargo, le obligan a ir a trabajar. «No me siento persona, me siento mal. Hago las cosas como puedo. No me puedo agachar. Si me agacho, no me levanto. Tengo mucho miedo para hacer las escaleras, porque me tiemblan las piernas», contó María Ángeles, que también ha pensado en el suicidio.