El invierno emocional según Trueba

LDavid Trueba da un paso inédito al adaptar al cine su propia novela “Blitz”. “Siempre es invierno” es una tragicomedia romántica que se desliza entre la melancolía y la ternura sin necesitar fuegos artificiales; es triste, pero a la vez divertida.
El título funciona como brújula: “Siempre es invierno” es una estación emocional, ese frío que aparece cuando la conexión entre dos personas se rompe y parece que el amor ya no encuentra hueco.
David Verdaguer interpreta a Miguel, un arquitecto paisajista que, en plena crisis de mediana edad, viaja a Lieja con su novia Marta para un congreso. Tras la abrupta ruptura, decide quedarse unos días solo en Bélgica. Allí conoce a Olga, una voluntaria mayor, quien le ofrecerá consuelo y lo llevará a replantear su manera de ver la vida.
A partir de pequeños encuentros, Miguel comienza a reconstruirse: desafía su propio conformismo, mira de frente prejuicios como la diferencia de edad y redescubre que amar no siempre implica proyectar un futuro.
Trueba, con su mirada irónica y tierna, entrelaza momentos de humor con instantes de introspección, mostrando cómo incluso un corazón en ruinas puede brotar en pleno congelamiento emocional. Para quien quiera referencias: asoma un eco de ‘‘Harold y Maude’’.
Trueba filma como quien escucha: la cámara respira, se queda en los silencios y deja que un gesto diga más que una frase.
Pero tengan presente una cosa: requiere paciencia. Su ritmo puede resultar lento y, a ratos, el argumento se acerca a territorios ya transitados.
Aun así, la recompensa está ahí: en la emoción que no subraya el director, en los sentimientos que se intuyen más que se proclaman, y en la ternura con la que Trueba acompaña a cada uno de sus personajes.

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