Elkarrizketa
Joseba B. Lenoir
Guitarra y compositor

«Con el tiempo voy tocando menos notas, pero con más intención»

Joseba B. Lenoir (Joseba Baleztena) vuelve a ser actualidad con la edición de «Tenpesta», un precioso vinilo de diez pulgadas, cautivador por su portada doble, los detallistas y profesionales dibujos de trazo fino de Xabier Sagasta y por las cuatro arrebatadoras canciones del músico de Bera, quien con su trabajo y talento viene demostrando ser uno de nuestros músicos más valorables.

No se encuentra muy lejana la edición de «Instroak vol. 2», cedé instrumental donde Joseba Baleztena estudia al posible Hendrix de la actualidad. Con todo, el músico de Bera regresa en estos días con la edición por parte de Gaztelupeko Hotsak de un cuidado vinilo de diez pulgadas donde se aproxima más a Neil Young que a Hendrix. Curiosos de la escena local, admiradores de Hendrix, de las sensaciones nacidas de una imaginativa guitarra repleta de secretos e inquietos por la cultura musical sin condicionantes deberían encontrar en «Instroak» y «Tenpesta» un motivo de sugerencia y aplicación del buen ocio. En «Tenpesta», retomando lo más próximo, Joseba B. Lenoir, además de personalizar su sonoridad, marcar de nuevo un estilo tintado por sí mismo, le suma teclados, bajo, voz (todo a su cargo) más la batería de Aitor Goikoetxea (ex-Berri Txarrak) y Felix Buff (Willis Drummond, Joseba Irazoki...).

Baleztena, además, es parte de Sumision City Blues (que dejan en estos días en su bandcamp dos espléndidas canciones), Izaki Gardenak y Sextysexers. Un dinámico y sugerente esfuerzo que realiza en Euskal Herria, al tiempo que reside en Barcelona, donde también prepara su entorno más adecuado. Baleztena está delgado, difícilmente cabría otra posibilidad.

«Tenpesta» se inicia con «Erraietatik erran», ajustada revisión de unos Crazy Horse con Neil Young y donde el artesano de Bera consigue una canción directa, asequible, intensa. Hace unos días se conocía que The Black Keys serían cabeza de cartel del próximo Bilbao BBK Live, y aquí está Baleztena con «Ez zaitut behar», que recuerda tanto al soberbio dúo como a la causticidad sonora blues-rock de The White Stripes. «Tenpesta» es un instrumental que prolonga la vida de «Instroak vol. 2». Batería, detalles de banjo y teclados, más una amable y traviesa guitarra modelan un instrumental adorable y pegadizo gracias a una secuencia que compensa el brío y las turbulencias de otras pistas. El ep se cierra con una hermosa canción, evocadora, hecha desde el corazón e inspirada melódicamente, «Itsu eta biluzik».

No obstante, y al margen de referencias orientativas, Baleztena es un guitarrista imaginativo, capacitado para moverse entre estilos con una solvencia perpleja y sonar, de paso, con identidad más allá de las diferentes bandas en las que participa o en los ejemplos prácticos reseñados.

Su trabajo, su agradecida dispersión, al final, obliga a sentir por el músico una profunda admiración, más aún si su esfuerzo debe remontar una escena global despistada, mal dirigida desde diversos medios de comunicación y precultural.

Curiosamente comenzó en la música tocando el txistu en lugar de la guitarra.

Se puede decir que antes de nacer ya estaba en contacto con la música. Mi madre [Begoña Rudi] es pianista y profesora de música, cuando yo nací dirigía un coro entre otras muchas cosas. Según cuenta, desde muy pequeño me quedaba quieto ante el equipo de música acompañando el ritmo de lo que sonaba con el pie. El primer recuerdo que tengo, más que escuchar lo que sonase por la radio o el equipo, es quedarme medio paralizado escuchando el piano de casa. Sí, es así, a los 8 años empecé con el txistu en la escuela de música de Bera, y aunque con los años veo que no es la música que más me atrapa, llegué a disfrutar mucho tocando. Hacia los 15 me lie con la guitarra. En esa época empezaba a tener algo de criterio a la hora de escuchar música y necesitaba aprender a tocar otro instrumento para poder tocarla.

Uno de sus profesores primerizos fue fue Joseba Irazoki.

Cuando a mis quince años decidí que quería tocar la guitarra hice dos cursos en la escuela de música, y en el segundo de ellos Joseba Irazoki fue mi profesor. Siempre digo que ese curso fue uno de los momentos clave para mi futuro como guitarrista. Después de ese año no recibí más clases hasta el año pasado que estuve en el Taller de Musics de Barcelona. En todo ese tiempo fui aprendiendo en plan autodidacta. Los primeros años metía muchísimas horas tocando en casa, la verdad es que invertí mucha más energía en la guitarra que en los estudios universitarios. En los siguientes años, además de lo que yo estudiaba por mi cuenta, tocaba prácticamente todas las semanas en directo con Sextysexers. Pero llegué a un punto en el que me sentía estancado y algo limitado, por eso decidí estudiar en el Taller de Musics. Pero más que en la guitarra en sí, quería profundizar en armonía etc. Lo de tomar clases está bien sobre todo si tienes la suerte de tener buenos profesores, pero, si no es el caso, puede ser peligroso.

Del modo que toca ahora parece que cuenta más el cómo que la propia técnica.

Digamos que el estilo sin duda. O igual sería más preciso decir el feeling y la actitud. Aunque nunca he sido un virtuoso me parece que con el tiempo voy tocando menos notas, con menos artificios, pero con más intención. De todas maneras supongo que es importante trabajar la técnica y llegar a cierto nivel para luego poder retroceder.

De hecho, tanto en «Instroak» como en «Tenpesta» lo que resalta es la sonoridad de la pulsación de cada cuerda, la manera de tañirla...

¡Sí, desde luego! Se me hace muy difícil explicar estas cosas, pero has dado en el clavo. Llevo años con una especie de pequeña obsesión con eso. Hay guitarristas que «suenan» y guitarristas que no, igual que pasa con cualquier otro instrumento. No se trata de técnica, sino de sonoridad, de conseguir tu propia voz en tu instrumento, y que te diferencie de los demás.

Después llega el asunto del tipo de cuerda, guitarra, ampli...

Me gustan las guitarras y los amplis añejos, el paso del tiempo les da un tono muy personal. Últimamente estoy tirando por ahí, busco guitarras antiguas y a ser posible que se salgan de los cánones habituales. Lo mismo con los amplis, voy tirando de material antiguo, amplificadores de válvulas de baja potencia. En el disco hay tomas de guitarra que no están totalmente afinadas, «errores», cosas poco ortodoxas... en parte se debe a haber utilizado material de éste tipo. Habrá gente que no lo apruebe, pero me gusta esta manera de entender la música.

Le urge más lo que cuenta con las notas que demostrar velocidad o digitación, escalas... Y de Hendrix y su wha wha al blues rural...

Lo que más me urge es transmitir emociones, contar cosas a través de la guitarra. Cuando empecé sí que tuve una fase de querer dominar la técnica y la propia guitarra y tocar lo más rápido posible, pero ahora es casi al revés, hay momentos en los que la canción y la propia guitarra me dominan. Hendrix siempre ha estado ahí, en el primer disco ya había un homenaje, pero creo que además de haber homenaje sale a la luz su influencia por primera vez en «Instroak vol 2», pero sobre todo a la hora de arreglar y producir el disco. Por lo menos esa ha sido la intención. Me gusta reivindicar la figura del Hendrix arreglista y compositor por encima del Hendrix virtuoso. Me fijo mucho en el sonido, pero no solo en el de las cuerdas, también en el de las percusiones y demás instrumentos que he utilizado para añadir matices.

¿Añora su propia banda, será mas rockera que bluesy si llegara el caso?

Me instalé en Barcelona hace casi dos años, y he ido conociendo a bastante gente, pero ninguna de estas relaciones ha ido mucho más lejos de las conversaciones en bares o conciertos. Me da la sensación de que todos queremos desarrollar nuestras historias y nos olvidamos de lo creativo y satisfactorio que es juntarse con gente en un local y tocar por placer. Creo que deberíamos ser mucho más promiscuos. Por esa razón he desarrollado mi faceta más bluesy, porque tengo que defender las canciones en solitario. Mi gran ilusión es juntar a unos cuantos colegas y tocar mis temas en formato banda. Cuando se dé, habrá un poso bluesero, pero saldrá mi faceta rockera.

«Salgo del local de ensayo con las pilas a tope»

Sus trabajos están muy relacionados con el cómic, ¿qué razón les une?

Yo no soy un gran aficionado al cómic, pero sí que lo son varios de mis mejores amigos. La primera conexión entre mi música y el cómic surgió hará tres años. El dibujante Josevisky [Joseba Larratxe, hermano de Mikel «Sextysexers»] estaba trabajando en un web-cómic con un amigo guionista de Bera, Koldo Oiarzabal. Cuando me enseñó las primeras viñetas me vino de golpe a la cabeza una idea que tenía con la guitarra, pero que no sabía muy bien cómo desarrollarla ni en qué contexto situarla. Le dije que haría una mini banda sonora para ese cómic, y así fue. Bautizamos este trabajo colectivo bajo el nombre de «Kklrd» [se puede visitar en www.kklrd.com] y un poco más tarde publicamos el segundo número, «Ser y tener». Nos queda un tercer número para completar la trilogía, pero ahora mismo está en bypass.

Ahora, en cambio, estoy inmerso en otro trabajo ligado al cómic, esta vez con el dibujante Xabier Sagasta Lacalle. Estamos trabajando en una revisión de la mitología del blues, que llamamos «Itzal Itzazu Argiak». Xabi y yo somos amigos desde hace mucho tiempo, pero ahora que los dos vivimos en Barcelona podemos juntarnos más fácilmente para trabajar. Xabi, además de ser dibujante, es un gran apasionado de la música y un día me propuso que eligiese diez temas de blues para versionar y él hacer la interpretación gráfica de los mismos. Yo le sugerí que participasen más músicos, y poco a poco esto ha ido tomando forma. El resultado por ahora son dos fanzines con versiones de blues y sus respectivas reproducciones en cómic. El primer número llevó música mía, y el segundo de Napoka Iria. Pronto empezaremos a trabajar en el tercero.

¿Y cómo termina en Gasteiz y con una banda tan apreciada como Sumision City Blues y, a la par, tan distante de Sexysexers?

Llegué a Gasteiz con 18 años para estudiar Filología vasca en la Universidad. Más o menos coinciden los inicios de Sextysexers con los estudios en Gasteiz, por eso entre semana estaba en Gasteiz y los fines de semana iba a Bera a ensayar. El primer concierto de Ameba [formación previa a Sextysexers] fue durante mi primer curso en Gasteiz, y fue con Akatu. Jon Basaguren, de Akatu (hoy en día vocalista y compositor de Izaki Gardenak) y yo nos conocimos en la universidad. Ellos llevaban un tiempo dando conciertos y nosotros estábamos con ganas de estrenarnos, así que montamos un bolo en Bera. Lo de SCB es algo mucho más grande que el cariño. Antes de que existiera SCB yo seguía a los Obligas [Los Obligaciones, banda mítica de Gasteiz], me parecía de lo mejorcito y de lo más auténtico que había. Con el tiempo conocí a Pela [su singular vocalista], nos llevamos muy bien y al final acabé entrando en la banda que estaba montando. Con ellos estoy continuamente aprendiendo. Ahora que resido lejos de Gasteiz puedo ensayar poco, pero cada vez que es posible es como si no hubiese pasado una semana. Y salgo del local de ensayo con las pilas a tope y una sonrisa de kilómetros. P.C.