Tarde o temprano, hay futuros que terminan por convertirse en presente. Por mucho que haya a quien este aserto no le venga bien, porque sus intereses políticos radican en permanecer anclados a este incómodo presente, el futuro no es más que eso: «lo que está por venir».

En este 2014 que va a llegar, fijo, la medianoche del martes al miércoles, está por venir el referéndum sobre la independencia de Escocia -en el que, miren por dónde, no participarán las ciudadanas y los ciudadanos ingleses; ni los españoles-. La fecha elegida para celebrar este evento es el 18 de setiembre.

Ya que he colado a los españoles en el texto, voy a recordar que el Reino de España ya ha perdido la gran batalla de Escocia, porque no hay que olvidar que, como denunciaron varios diarios británicos, el Gobierno de Mariano Rajoy llegó a maniobrar para que el premier David Cameron -a quien, por cierto, tanto le gusta vacacionar por tierras hispánicas- se hiciera el sueco ante la petición explícita del Parlamento escocés.

También han perdido los del PP-PSOE muchos asaltos en la palestra dialéctica; algunos tan evidentes como el de aferrarse a que allí se puede hacer un referéndum de independencia porque no tienen una Constitución stricto sensu, argumento que no aguanta en pie ni medio minuto si lo enfrentamos a la evidencia de que el nombre oficial del Estado en cuestión es «Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte».

Si en Escocia tienen claro cuándo van a realizar el referéndum, en Catalunya ya saben cuándo quieren hacerlo: el 9 de noviembre. Quiero decir que «quieren hacerlo» las catalanas y los catalanes; a ingleses e inglesas, nadie les va a preguntar sobre esta cuestión; y, miren por dónde otra vez, a las españolas y españoles tampoco. Pero resulta paradójico que, en este caso, el Reino de España también va a realizar todas las maniobras posibles para que el referéndum no se haga. De hecho, ya lleva tiempo haciéndolo, apelando a esa «unidad de España» que los del PP-PSOE -como otros que antes cantaban cara al sol mientras perdían un imperio- consideran indivisible.

Hay muchas más fechas a resaltar en el calendario de 2014, como la del 11 de enero, cuando un premonitorio mar inundará las calles de Bilbo. Todo llegará, incluso el esperado porvenir.