Mikel INSAUSTI
CRÍTICO CINEMATOGRÁFICO

Cállate niño, no llores más

No quiero hacer leña del árbol caído, y si voy a referirme al caso Justin Bieber es para ilustrar con datos muy recientes la manipulación mediática que rodea al fenómeno fan. El aspirante a cantante canadiense hace ya un tiempo que cumplió la mayoría de edad, por lo que puede ser tratado como un adulto que asume sus responsabilidades, y éste señor ha hecho mucho dinero a cuenta de unas menores indefensas emocionalmente por hallarse en plena pubertad. En lo cinematográfico, el gran negocio estuvo en el documental del 2011 «Never Say Never», que llegó a la barrera de los cien millones de recaudación en todo el mundo. Justin Bieber que es dueño de su propia productora, y al que no explota nadie, quiso estirar el chicle estrenando de cara a estas Navidades «Believe». La jugada no se ha repetido y su fracaso en taquilla ha sido tal, que hasta lo va a tener difícil para recuperar los 15 millones invertidos.

El dominio sobre las quinceañeras establecido por el niñato de oro se ha fraguado en las redes sociales, a fuerza de generar noticias sobre su vida a cada cual más estúpida. Su constante comunicación con sus seguidores, a quienes bautizó como beliebers, ha llegado incluso a cansar a sus más incondicionales. La gota que colmó el vaso fue el anuncio de un futuro supuesto papel como el Robin de una nueva entrega de Batman, broma en la que prácticamente nadie cayó. En su desesperación, y ya para dar pena, ha anunciado su retirada. No sería más sencillo reconocer que ya se le ha pasado el arroz, y que la va tocando hacer de viejo ídolo.