De Australia al CIE de Barcelona
El primer ministro australiano, Tony Abbott, está cumpliendo lo prometido en campaña. Desde que asumió el poder en setiembre, el líder conservador se ha propuesto evitar la llegada por mar de inmigrantes, la mayoría solicitantes de asilo, y de expulsarlos lo antes posible en el hipotético caso de que logren llegar a tierra. Su «Operación Fronteras Soberanas» y las vulneraciones de derechos humanos que de forma sistemática se producen en los centros de detención para inmigrantes han suscitado numerosas críticas. La situación es aún peor para los hijos de estos inmigrantes. Solo en los tres centros de internamiento de Darwin hay 340 menores retenidos. A nivel nacional son casi 1.200. Además, las madres son habitualmente separadas de sus compañeros e, incluso, de otros hijos. En noviembre se supo que una solicitante de asilo rohingya, la etnia apátrida más perseguida del mundo, según la propia ONU, fue separada de su recién nacido enfermo en Brisbane. Ella permaneció varios días detenida, mientras su bebé era ingresado en una unidad de cuidados intensivos del servicio de Neonatología. Abbott se vio obligado a deplorar este hecho, pero se negó a pedir disculpas por el comportamiento de su Gobierno.
Un mes antes, el Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU, envió una delegación a los centros de Nauru y Manus, determinando que la detención arbitraria, obligatoria e indefinida de los solicitantes de asilo se da bajo condiciones inhumanas e inseguras. En un intento por alejar esta cruda realidad de los titulares, el Gobierno de Nauru ha aumentado la tarifa del visado para periodistas de 131 euros a 5.240 euros.
Ser inmigrante, pobre y «sin papeles» no es solo delito en Australia. En Barcelona, varios internos del Centro de Internamiento de Extranjeros de la Zona Franca han denunciado agresiones y malos tratos por parte de agentes antidisturbios de la Policía española. En Ceuta y Melilla, los inmigrantes siguen desafiando a las afiladas cuchillas reinstaladas por Madrid, al tiempo que el presidente español alaba el legado y la lucha contra el apartheid de Nelson Mandela.

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