Maite SOROA
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PAPEREZKO LUPA

Una de «patriotismo sentimental»

Apenas han pasado unos días desde su estreno, pero a Vox, ese partido que se ha inventado Santiago Abascal junior, ya le han salido admiradores. Uno de ellos es el columnista de «Libertaddigital» Antonio Robles, para quien la irrupción de esa nueva formación «es una buena noticia para los españoles y muy mala para los que quieren romper España». Ya, desconsolados están, los pobres...

Según el opinador del diario de Jiménez Losantos, «con la irrupción de C's y UPyD, el discurso nacional, tan mal defendido por PP y PSOE, perdió buena parte de sus complejos y centró una pizca a los dos partidos nacionales. Aun así, ni uno ni otro se atrevieron nunca a oponer al discurso nacionalista de los separatistas un discurso nacionalista español tan sentimental y radical como el suyo. Vox sí, he ahí su oportunidad y necesidad». O sea, que lo que retrata al nuevo engendro de la derechona es su discurso nacionalista español, pues para ese viaje no hacía falta alforja alguna. Aunque el tal Robles no opina lo mismo. Lean, lean: «Con el nacimiento de Vox, el patriotismo sentimental de Santi Abascal centra a PP y PSOE, y obliga a los nacionalismos a mirarse en su mismo espejo. El radicalismo de estos tendrá una contestación a su altura; si para unos la senyera, la estelada o la ikurriña son sagradas, para Vox lo es la bandera española; si para los separatistas la patria no se negocia, para los nacionalistas españoles de Santi Abascal ningún sacrificio será suficiente para impedir que se rompa España». Lo del patriotismo sentimental es de traca, aunque eso de que «ningún sacrificio será suficiente para impedir que se rompa España» a servidora le pone los vellos como escarpias. ¿Al sacrificio de quién se refiere? Porque nos conocemos y sabemos cómo se las gastan.

Insiste el plumilla en que «con la llegada de Vox puede que el mosaico de partidos actual permita a la mayoría de españoles encontrar al suyo», como si estuvieran de rebajas, vamos, y añade que «Tanto UPyD como C's sirvieron en buena medida para eso, pero ellos mismos tenían prestados votos de un nacionalismo español traicionado por los dos grandes que ahora encontrarán en Vox su auténtica casa». La casa de los horrores, habrá que decir.