Miren SÁENZ
JUEGOS OLÍMPICOS DE INVIERNO Sochi'2014

De la Cuesta, Rojo y Egibar quieren sacar provecho de la visita al balneario ruso

Un esquiador alpino con experiencia en Vancouver, otro esquiador de fondo y un snowboarder, ambos debutantes en unos Juegos, hacen pronósticos ante la cita que les está dando visibilidad por unos días.

Paul de la Cuesta, Imanol Rojo y Lucas Egibar nacieron en noviembre, los dos primeros, y febrero, meses de frío en Euskal Herria, el ambiente en el que se pasan la vida y que les ha llevado a cumplir el sueño olímpico, la aspiración de la mayoría de los deportistas de élite. Será el segundo para De la Cuesta, que ya estuvo en Vancouver'2010. El esquiador alpino debuta el domingo en el descenso, primer objetivo de un programa que incluye la súper combinada, el súper gigante y el gigante.

A los 25 años es el más experimentado del trío en competiciones internacionales. Ha participado en cuatro Mundiales: Are 2007, Val d´Isere 2009, Garmisch-Partenkirchen 2011 y Schladming'2013 y llega con los deberes hechos. «Estos cuatro años he trabajado muy duro. Cada día, cada hora, cada bajada, exigiéndome mucho como cualquier deportista que quiere alcanzar objetivos. Este trabajo está dando sus frutos y llego a Sochi en mejor forma que a los de Vancouver `2010. Si entonces el objetivo era estar entre los 30 primeros, estos Juegos quiero estar entre los 15 primeros».

En la cita canadiense no llegó a entrar en el Top 3o pero anduvo cerca. Y en el escenario austriaco del último Mundial obtuvo su mejor resultado con un 18º puesto en la súper combinada, mientras en el descenso y el súper gigante -sus predilectas como buen amante de la velocidad-, repitió entre los treinta y tantos. Se necesita valor para alcanzar los 150 kms/h en el descenso, la prueba reina y la más antigua de las disciplinas, tanto como el que demuestran el suizo Défago y el noruego Svindal que juegan en otra Liga, aunque coincidan con el donostiarra en la salida. De la Cuesta es realista y sabe lo que le puede costar a él acceder al Top 15.

Uno de los dos

Imanol Rojo también es esquiador pero lo suyo es el nórdico. Hasta finales de enero no tuvo la confirmación de su clasificación para lo que ha tenido que competir con otros fondistas, incluido su hermano Joseba que como en Vancouver no ha obtenido plaza. «Nos hemos quedado con pena, porque se ha quedado fuera en dos Olimpiadas y nos hubiera gustado competir los dos», comentó a este diario desde Italia, donde se encontraba con la selección española, días antes de partir.

Entonces comenzaba a digerir lo que le esperaba: «Ir ya es un sueño. Estar en la villa olímpica con los deportistas creo que va a ser una gozada. Yo, como no tuve ocasión de estar en el Preolímpico cuando se veía más o menos lo que iba a ser y no he ido nunca a Rusia pues no me hago a la idea», reconocía. Ahora sí, debuta el domingo y ya está allí. Su entrenador Joan Erola también cree que «ha sido una pena que no pudiera venir Joseba» y ve a Imanol «joven pero ya maduro. Ha dado un salto para competir». Lo ha demostrado en un terreno abonado a los veteranos, «soy el más joven, pero esta vez lo he logrado yo».

Imanol Rojo afronta un programa amplio y variado, con disciplinas que van desde el 1,4 kms a los 50, pasando por los 15 kms clásico y el skiathlon que incluye 30. Fondista de pro, sus favoritas son las dos más largas.

Aunque su ídolo sea el alemán Tobias Angerer, «cuando empecé el ganaba y le seguía bastante», admite que los noruegos son los indiscutibles favoritos. Para emularles sería necesario «salir del portal y tener la nieve fuera de casa». Y eso no pasa en Tolosa, pero tienen el Club Alpino Uzturre, que fomentó su afición, «y la Diputación que organizaba cursillos», lo que terminó creando cierta «tradición» como bien lo sabe Haritz Zunzunegi, su precursor.

Imanol comenzó a esquiar a los cinco años, frecuentando estaciones de esquí en familia. En mayo de 2005 entró en la selección española y en mayo de 2009 pasó a entrenar con los mayores a las órdenes de Erola y comenzaron los viajes. Lleva ocho años en el equipo, esquiando por la mañana y por la tarde, alternando el gimnasio y el footing mientras estudia Magisterio de educación primaria en la Universidad a distancia.

Salomon le da esquís y botas, han desaparecido las becas, pero de momento la Federación Española sigue costeándole los viajes. Esta vez ha tenido una temporada laboral algo más corta de lo habitual, condicionada por la crisis. Hasta setiembre no empezaron las salidas, cuando otras veces se concentraban en mayo. Su otoño transcurrió en Austria y en noviembre comenzaron las carreras por Europa. «¿Un buen resultado?, terminar entre los 20 o 30 mejores, que estaría muy bien para ser mi primera vez», concluye.

Un minuto y 20 segundos

Lucas Egibar cumple 20 años el domingo pero todavía no se habrá instalado en la villa olímpica puesto que hasta el viernes 14 no viaja. Lo suyo es el snowboarcross, saltos y curvas en carrera sobre tabla. A diferencia de los esquiadores, él se lo juega a una carta, una sola disciplina, que está en boga y si los resultados funcionan le da de comer. De los tres es el más laureado pero también el que menos tiempo lleva en esto. Cuatro temporadas le han bastado para hacerse un nombre en esta disciplina.

Le espera «una pista plana, con tres o cuatro curvas, saltos grandes y rectas enormes», relató el donostiarra en la rueda de prensa que le organizó Basque Team. Guarda un buen recuerdo de su actuación del año pasado y aunque no sea su escenario perfecto cree que le va bien a sus características. Se la juega en un minuto 20 segundos. Y opina, con buen criterio, que puede ocurrir de todo, desde una medalla a una eliminación prematura. Sabe que tiene rivales con mucha experiencia y que la prueba está muy abierta. «Hay ocho riders que pueden ganar y que guardan ases en la manga». Se propone salir el primero para evitar toques. Después la carrera decidirá.

El snowboard y las opciones vascas de medalla

El snowboard es el único deporte de invierno en el que los vascos han tenido base para soñar con un podio olímpico. Este deporte extremo sobre tabla ha ido ampliando su variedad de disciplinas como corresponde a una modalidad joven en permanente crecimiento. Iker Fernández, que practicaba half-pipe, acudió a los Juegos de Nagano'98 cuando el snow fue incluido en el programa olímpico. El donostiarra había protagonizado una de sus mejores temporadas y llegaba como líder del ranking mundial al estreno de la prueba. Esa circunstancia aumentó las expectativas, pero se quedó sin medalla. Posteriormente participó en Salt Lake City'2002 y en Turín'2006.

Lucas Egibar hace bien demostrando prudencia cada vez que se le menciona la palabra podio. Su trayectoria invita al optimismo. Ha sido campeón mundial junior y se ha encaramado un par de veces al podio de los absolutos en la Copa del Mundo. La última el pasado 12 de enero cuando se colgó la plata en Vallnord-Arcalís (Andorra).

El donostiarra lo definió entonces perfectamente. «Esto es así: unas veces tienes mala suerte y te caes; y otras buena y se caen otros. Salió todo bien y estoy muy contento». Ha habido más boarders de aquí en los Juegos, aunque con objetivos menos ambiciosos. El zarauztarra Ibon Idigoras y la iruindarra Clara Villoslada en Turín'2006 y la labortana Camille de Faucompret en Vancouver'2010. M.S.