Maite SOROA
msoroa@gara.net
PAPEREZKO LUPA

Y encima, ¡pobrecitos guardias civiles!

Me permitirán las lectoras (y lectores, claro) que confiese que servidora está hartita del tratamiento que algunas cabeceras están dando al revuelo de Nafarroa. Una no soporta que se tome por infantil a sus gentes, que politólogos y columnistas fanfarroneen a cuenta de una tierra que merece que se le deje en paz para que pueda hacer su camino desde donde está hasta donde merece estar.

Así que para hacer un poco de descompresión hoy traemos a esta lupa cómo recogían los medios del Ebro para abajo la barbaridad perpetrada por la Guardia Civil en Ceuta, el horror de disparar sobre inmigrantes que se acercaban a nado provocando doce muertos. Y, como cabía esperar, no hubo sorpresas. Que el ministro en sede parlamentaria admita que dispararon pelotas de goma al agua desmintiendo así al Delegado del Gobierno en Ceuta o al director de la Guardia Civil no parece ser, salvo excepciones noticia. De lo que se trata es de defender, contra toda evidencia, a la Guardia Civil que como editorializa «La Razón» ha sido «maltratada y criminalizada». Matan a más de una docena de personas y encima, ¡pobrecitos guardias civiles maltratados! El periódico de Marhuenda lo tiene claro: «los hechos fueron los que fueron y la respuesta de la Guardia Civil resultó necesaria y proporcional».

Los columnistas, todos ellos, decidieron pasar por alto el tema y encontraron en Navarra el filón para seguir explotando sus obsesiones. Lo demás, como en «Abc», fue hacer crónica de la comparecencia de Fernández Díaz que, tras reconocer que dispararon al agua, se limitó a loar a los del tricornio que utilizaron siempre «fuerza legítima» y actuaron «con personal instruido y bajo criterios de oportunidad, congruencia y proporcionalidad». O sea, que los guardias civiles son unos profesionales, con un corazoncito todo lleno de ternura y que nunca omiten el auxilio. Lo sueltan así y se quedan tan panchos tras un ejercicio de hipocresía e indecencia de vergüenza ajena.

«El Mundo» plantea la cuestión desde otra óptica. Pregunta cómo pudieron los inmigrantes «pisar Ceuta, pero no España». Y siendo así, por qué no se les ofreció las mínimas garantías jurídicas. Cosas de un embrollo que, por defender a la Guardia Civil y a lo indefendible, justifica una actuación criminal.