Koldo LANDALUZE DONOSTIA

Gabriel García Márquez en la pequeña y gran pantalla

Gabriel García Márquez era un apasionado del cine y la televisión, y a pesar de ser consciente del riesgo que corrían sus obras cada vez que cruzaban el umbral de la gran y pequeña pantalla, siempre anidó la esperanza de dejarse sorprender por aquello que otros autores vieron en su obra.

En el transcurso de una edición del Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz, el autor de «Cien años de soledad» me recordó esa relación amor-anhelo que sentía por el cine y recordaba con brillo en los ojos la reunión que mantuvo con uno de sus cineastas favoritos, Akira Kurosawa, el cual siempre quiso trasladar a la gran pantalla «El Otoño del Patriarca» desde la perspectiva que siempre conoció tan bien, el Japón medieval.

El propio García Márquez era consciente de lo complejo que resultaba readecuar su particular universo literario a los formatos cinematográficos y televisivos. Ni siquiera el laureado Javier Bardem fue capaz de recrear con total acierto el iconográfico rol de Florentino Ariza en el «El amor en los tiempos del cólera» que fue dirigida por el británico Mike Newell.

Peor fortuna tuvo la adaptación de «Crónica de una muerte anunciada», en la que la variedad de nacionalidades dio como fruto una penosa mezcolanza sin pies ni cabeza y a la que le faltaba el elemento principal de la historia: tensión.

Sin duda alguna, la mejor versión corrió a cargo de Arturo Ripstein el cual supo plasmar todo el engranaje dramático de «El coronel no tiene quien le escriba» gracias a una opción lógica, readecuar el imaginario del escritor a la iconografía mexicana que tan bien conoce Ripstein.

«Del amor y otros demonios» y «Memorias de mis putas tristes», en 2009 y 2011, respectivamente, son las adaptaciones más recientes de sus novelas y también se saldaron con un resultado mediocre.

En 1954 se estrenó como guionista para un corto experimental de tintes surrealistas, -La langosta azul- y ese mismo año se matriculó en Roma en el Centro Experimental de Cinematografía. Volvió a ejercer funciones de guionista en películas como «El gallo de oro» (1964) -basada en la novela homónima de Juan Rulfo- y «Tiempo de morir» -ópera prima de Ripstein-, que escribió junto a su gran amigo Carlos Fuentes.

En su faceta como guionista de películas y especiales televisivos figuran »En Este Pueblo No Hay Ladrones» (1965), «Juego Peligroso» (1966), «Patsy, Mi Amor» (1968), «Presagio» (1974), «La Viuda de Montiel» (1979) ; y participaría en la adaptación de obras de otros autores, como en el caso de María de Jorge Isaacs -dirigida por Lisandro Duque en 1991- y «Edipo Alcalde», inspirada en la tragedia escrita por Sófocles.

Una de sus últimas colaboraciones con el medio televisivo fue «Crónicas de una generación trágica», una miniserie de seis episodios ideada por él mismo y producida por Tevecine y Televideo.