«Tocar exclusivamente en el circuito de fiestas de Euskal Herria nos aboca a morir»
El año pasado Betagarri cumplía veinte fructíferos y densos años de actividad dedicada a la música, donde se especializa en los ritmos jamaicanos de corte skatalítico. El aniversario se celebra con la edición de un cedé y deuvedé grabado en directo en Bilbo, Gasteiz y Donostia.

El ska de Betagarri es la continuación natural de los ritmos que escribieron años atrás formaciones como Kortatu, Hertzainak, Potato, Korroskada o Virus de Rebelión. Nada urgente une directamente al grupo de Gasteiz con todas esas bandas, pero tampoco las separa una raya roja. De hecho, la fusión de todos esos puntos de vista, y entre otros, más la actitud de las bandas en los ochenta y buena parte de los noventa es lo que contornea los primeros años de Betagarri. Pasada la adolescencia musical, se inicia el camino de la independencia, posiblemente después del gran tributo que realizan a la escena anterior a su propio yo y que materializan en un disco de versiones que titulan «80/00», de finales de 1999. A partir de ese momento el grupo comienza a colocar sus mojones, delimita el terreno y señala el camino a decenas de grupos actuales que tienen que ver más con la sonoridad impuesta por Betagarri que por la primera oleada. Veinte años más tarde son un referente absoluto y como prueba no solo dejan el doble «20 urte. Zuzenean», sino un legado de discos y actuaciones que son parte vital de la historia de la música de este coqueto y pequeño país. Sin Betagarri los veranos no serían lo mismo y sin este legado de veinte clásicos de su repertorio, más las tomas en video de parte de las actuaciones en Bilbo, Gasteiz y Donostia, aún menos.
«20 urte. Zuzenean», que toma en realidad como referencia para los veinte años la publicación de su primera maqueta, «L», lo publica el sello Maldito Records. El cedé agrupa veinte títulos. Han conseguido la cifra mágica jugándose la viabilidad del cedé, ajustado a su máxima capacidad, y se complementa con las tres actuaciones señaladas. Excelente sonido, tomas, canciones y ambiente. El octeto se ha dejado media juventud en la carretera, en los escenarios, en la furgona, y cuentan con el suficiente talento como para prolongar con dignidad su personal ska, estilo al que nunca le ha faltado alguna afortunada «incorrección» estilística. Son músicos e inquietos. De Gasteiz, donde «se hace la ley».
La mayoría de los comunes (menos políticos profesionales, banqueros... y grandes especuladores) están sufriendo esta crisis ajena a ellos con dureza. ¿Cómo es posible que hayan podido lograr económicamente una grabación en directo en tres ciudades y editar todo eso con el alto coste que conlleva?
Aunque es cierto que es un gran esfuerzo económico, por suerte, la era de lo digital ha hecho mucho más asequible todo el proceso. Recuerdo que en 2004, que tampoco estamos hablando del pleistoceno, cuando grabamos «Zuzenena», el equipo de grabación estaba fuera de las salas, dentro de una furgoneta, prácticamente era sacar un estudio de grabación a la calle, y había que tirar todo el cableado desde la calle hasta el escenario. La grúa de una de las cámaras se comía por lo menos 6 metros cuadrados del público, se manejaba entre dos o tres personas... Vamos, la gran movida. Hoy en día en el maletero de un coche cabe todo el equipo de grabación de vídeo, y en la mochila de Katarain todo el del audio. Aún así, la verdad es que ha sido mucho dinero, pero nosotros lo asumimos como algo que el grupo invierte para satisfacer a su público y para poder seguir tocando. La gente tiende a pensar que tocas y, cuando terminas el concierto, te repartes el dinero en la furgoneta, que todo es beneficio y que si cobras 5000 euros, lo divides entre el número de músicos y eso es lo que ganamos, y no es, al menos en nuestro caso, para nada así.
El resultado debe de ser gratificante, ¿algún mecachis por su parte? Por ejemplo, no haber tenido las imágenes del gaztetxe de Gasteiz con mayor calidad.
La frase de este proceso de trabajo ha sido «Los grandes proyectos no se terminan, se abandonan». Y la verdad es que es así, cuando ya lo das por terminado, te gustaría dejarlo reposar un par de meses, y volver a retomarlo casi desde cero, y cambiar cosas, y te acuerdas de algo que debería ir pero ya es demasiado tarde. En fin, que siempre meterías algo más, pero eso te pasa en cada disco. Luego están, como dice el maestro Jean Phocas [técnico de los estudios Elkar], los «ingenieros de trabajos acabados», que después de tirarte meses haciendo algo, llegan, ven el producto acabado y comienzan a dar opiniones y a sacar defectos. Pero bueno, al final, lo importante es hacer cosas.
Esa primeriza actuación que se incluye en el deuvedé hay gente con una buena melena, ¿venía de la tradición jevi de la ciudad con bandas como BO2, UTM, Osiris...?
Esos grupos que mencionas son un poquito anteriores a la mayoría de los miembros del grupo, y lo de los pelos largos, pues supongo que son cosas de juventud. Y para algunos del grupo tiempos y pelos que ya no volverán... (risas)
Hacían como más rockanrol. Creo que Aitor Ruiz de Arbulo le daba a la guitarra con cierto tono jevi.
Hacíamos lo que podíamos. Ten en cuenta que por aquel entonces, nadie de los que tocábamos tenía ningún estudio musical, a excepción de Mikel, que sí había estudiado solfeo, pero que, si mal no recuerdo, llevaría tocando el trombón uno o dos años, al igual que David el saxo y yo la trompeta. Obviamente era más fácil tocar una serie de acordes de un standard de rock and roll que un riff de Ben Harper, que no sabíamos ni quien era.
En la extensa hoja interior, que es casi un póster, hay un collage muy divertido, un pasatiempo en el que encontrar gente diversa. Están, entre otros, Mikel Laboa, Jon Idigoras, Eskroto/Gabilán, Iñaki, de Gose, El Drogas, Amaia Akeita, el anagrama de Esan Ozenki, Chaves, quizá Tonino Carotone...
Es un collage de la gente que ha rodeado a Betagarri en algún momento de estos 20 años. Pero no solo personas, también hay unas pinceladas de cosas que han pasado, en nuestra historia o en la de todos, de momentos, de imágenes... Sabemos que mucha de la gente que sale, el público no la va a conocer o no va a entenderlo todo, pero es algo así como lo que dicen que te pasa cuando crees que te vas a morir y te empiezan a pasar imágenes de tu vida por la mente. Pues este collage sería algo así como repasar en imágenes los 20 años de Betagarri. Obviamente podríamos seguir poniendo imágenes y hacer un póster el doble de grande, pero bueno, así es suficiente.
El cedé tiene 20 canciones, quizá asociación con los 20 años, pero caben por los pelos. Es posiblemente el cedé más largo de la historia de Euskal Herria.
Sí, hemos apurado la capacidad de un cedé porque queríamos plasmar lo que es un concierto de Betagarri lo mejor posible. Con el deuvedé no hay problema, pero un cedé te limita bastante el tiempo. Bueno, como van juntos, pues el concierto lo tienes enterito en casa, y si lo quieres escuchar en el coche, pues sonará alguna canción menos.
Decidir los títulos tampoco habrá sido tarea fácil: ¿referéndum ilegal en la furgoneta?
La idea era dejar «para la posteridad» lo que es un concierto de Betagarri en la actualidad. Por lo tanto, básicamente lo que se grabó fue un repertorio de Betagarri en el verano de 2013. También es cierto que no queríamos repetir demasiadas canciones que ya estuviesen en el anterior directo «Zuzenena», y que un par de canciones entraron porque queríamos que estuviesen. Por lo tanto, más que un repaso a los 20 años es una fotografía al Betagarri actual, así que no hubo mucho debate sobre a quién invitábamos al homenaje, ya que como indico, no hay homenaje alguno.
No han dejado fuera «Verde», preciosa canción, y una de las composiciones más pop que hayan compuesto.
Sí, ahí sigue, desde 1998. La verdad es que funciona muy bien en directo, y puede que sea una de las canciones de Betagarri más conocidas fuera de Euskal Herria, ya que al ser en castellano, la conoce más gente. Y sobre si es la más pop, no sé, creo que hay bastantes canciones popies en la historia de Betagarri.
De versiones solo Rula, gran canción de los Potato, y el final con Korrika. En el deuvedé se incluye un clásico de las versiones en directo: «La Chica del Batzoki», más «Baldin Bada», «L'estaka» (menos habitual) y el mix revolucionario. ¿Otro referéndum ilegal para resolver el asunto de las versiones?
No, todo bastante natural, porque teníamos claro qué queríamos conseguir, así que aunque siempre hay tiras y aflojas, lo que estaba claro era que no íbamos a rescatar nada que no estuviese rondando el repertorio habitual de Betagarri en la actualidad.
El disco de las versiones transfiere la idea de un antes y un después en la historia de Betagarri. ¿Fue tan importante? ¿Hubo mucho acierto en la selección?
Yo tengo la percepción de que cuando la gente vio y escuchó aquel disco, le transmitió la idea de que era un proyecto gordo, arriesgado, y que habíamos conseguido realizarlo con bastante dignidad, con un resultado bueno. Normalmente, hacer una versión tiene el riesgo de que empeores la original, así que imagínate con veinte. Y creo, sinceramente, que dado el riesgo que suponía, el resultado fue muy bueno. Y además las canciones sonaban a Betagarri. Eso creo que consiguió que se empezase a ver a Betagarri como algo un poco más a tomar en serio que lo que podía parecer hasta entonces, un grupo más o menos fiestero, gamberro, informal o lo que fuese que pensaran de nosotros. También fue un disco que gustó y se vendió mucho fuera de Euskal Herria, porque era una herramienta muy válida para presentar fuera de aquí a grupos euskaldunes que no fueran los típicos que ya conocía todo el mundo (Kortatu, La polla...) Y aprovecho para darte las gracias a ti mismo por la estupenda labor que hiciste escribiendo un texto explicativo sobre cada uno de los grupos que versioneamos, y facilitándonos fotos de los mismos. En definitiva, creo que fue un gran trabajo.
Euskal Herria no vive tampoco su mejor momento discográfico, ¿tan mal está que les tiene que publicar Maldito Records de Valencia?
Hemos cumplido 20 años como grupo, y en el último nos hemos planteado muchas cosas, entre ellas, la más difícil de contestar, que es: qué queremos hacer con el grupo. Después de hablar mucho, decidimos que si queríamos seguir tocando, y sí queremos, tocar exclusivamente en el circuito de fiestas de Euskal Herria nos aboca a morir, antes o después, así que decidimos retomar el mercado que existe en toda la península, de festivales, de salas... y que teníamos prácticamente abandonado. Hemos empezado a trabajar también con una oficina de Madrid, y la oportunidad que se nos presentó con la oferta de Maldito Records, que por cierto, también tiene sucursal en la capital de Euskal Herria, en Iruñea, nos pareció perfecta para remar juntos en ese sentido. Ellos manejan de manera natural todo eso que a una discográfica de Euskal Herria le es prácticamente ajeno.
La crisis dura ya muchos años y los grupos la padecen de forma brutal. Ahora se llevan los dúos para ahorrar.
Ahora tocamos la mitad que hace cinco años. Pero la decisión de Betagarri es seguir. No solo queremos seguir, sino, aunque suene pretencioso después de 20 años, queremos crecer. Sobre lo de los dúos: lo de los grupos a peso no es lo nuestro.

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