«La isla mínima», la corrupción en el escenario del crimen
Alberto Rodríguez presentó «La isla mínima», con Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez como protagonistas. Ambos encarnan a dos policías destinados a resolver un crimen donde la corrupción se mezcla con la investigación.

Zinemaldia abrió ayer la competición oficial con la proyección de «La isla mínima», la última película de Alberto Rodríguez. Juan y Pedro encarnan a dos policías destinados en Madrid que son enviados a Andalucía a resolver un crimen atroz. Carmen y Estrella llevan algunos días desaparecidas y su objetivo será esclarecer el caso. Su investigación se verá condicionada por la corrupción en el propio cuerpo policial.
Sin embargo, Rodríguez profundiza un poco más. Ambientada en la década de los 80, en un Estado español que acaba de concluir con la dictadura del franquismo, muestra cómo una parte de la sociedad aún no ha roto con los lazos del régimen.
Juan es un experimentado policía que proviene de las fuerzas franquistas. A sus espaldas cuenta con la muerte de un manifestante en Madrid, así como con la tortura de un centenar de personas. Pedro, un agente más joven, no comprende cómo un policía puede actuar con esos principios, aunque en algunos momentos de la película él mismo llega a emplear presiones sobre los sospechosos.
Rodríguez, aunque reconoció que existe ese aspecto en el film, explicó que no se trata del tema principal, si no que es «como un río subterráneo que va por debajo de la trama». Sí que incidió, no obstante, en los parecidos existentes entre la sociedad de los 80 y la de hoy en día. La crisis económica o el debate sobre el aborto son reflejo de ello.

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