Izaro Izu

Celedón prende la fiesta más emotiva en Gasteiz, 1.096 días después

Se acabó la sequía festiva en Gasteiz y ha sido a lo grande, con la Plaza de la Virgen Blanca a reventar una hora antes para recibir a Celedón. Gorka Ortiz de Urbina no ha ocultado la emoción tras tres años de parón y con la «jubilación» a la vista. Cinco días por delante que se harán cortos.

Pañuelos, puros y cava, neskas y blusas, pancartas reivindicativas... Alguna que otra mascarilla, cordones policiales, lemas contra la violencia machista... Viejas liturgias y nuevos usos, pero sobre todo una catarsis de emoción ha acompañado la bajada de Celedón, para abrir las fiestas de La Blanca que se han echado a faltar estos 1.096 días.

Hasta la climatología ha querido poner de su parte: frente a los 33 grados que se anunciaban, el termómetro se ha quedado en 26, mucho más agradables para la multitud que ha llenado la Plaza de la Virgen Blanca desde una hora antes. Aunque los había ya acantonados a la espera de fiestas para las 16.30.

Gorka Ortiz de Urbina, Celedón, tras atravesar una plaza eufórica.
Gorka Ortiz de Urbina, Celedón, tras atravesar una plaza eufórica. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)
Últimos metros de la bajada de Celedón.
Últimos metros de la bajada de Celedón. (Iñigo URIZ | FOKU)
La plaza también ha sido escenario, una vez más, para la reivindicación.
La plaza también ha sido escenario, una vez más, para la reivindicación. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)
La euforia se ha adueñado de los y las gasteiztarras.
La fiesta se ha adueñado de los y las gasteiztarras. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)
Celedón, paraguas en mano, saluda a la ciudadanía gasteiztarra.
Celedón, paraguas en mano, saluda a la ciudadanía gasteiztarra. (Jaizki FONTANEDA)
Las deportistas Elena Loyo y Ruth Brito, la hostelera María José Sáez de Cortazar, la comerciante Jaione Prado, y la investigadora Arantza Navarro han sido las encargadas de lanzar el txupinazo.
Las deportistas Elena Loyo y Ruth Brito, la hostelera María José Sáez de Cortazar, la comerciante Jaione Prado, y la investigadora Arantza Navarro han sido las encargadas de lanzar el txupinazo. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)
La plaza de la Virgen Blanca, a rebosar.
La plaza de la Virgen Blanca, a rebosar. (Iñaki BERASALUCE | EUROPA PRESS)
Las y los txikis se han dado cita en la plaza Nueva, a salvo de los apretones de la aledaña Virgen Blanca.
Las y los txikis se han dado cita en la plaza Nueva, a salvo de los apretones de la aledaña Virgen Blanca. (Iñigo URIZ | FOKU)
Todas las calles que confluyen en la plaza de la Virgen Blanca presentaban este aspecto antes del inicio oficial de las fiestas.
Todas las calles que confluyen en la plaza de la Virgen Blanca presentaban este aspecto antes del inicio oficial de las fiestas. (Iñigo URIZ | FOKU)
El encendido de los puros se mantiene como una tradición en las fiestas de Gasteiz.
El encendido de los puros se mantiene como una tradición en las fiestas de Gasteiz. (Iñigo URIZ | FOKU)
La más pequeña es la que tiene mejores vistas de la abarrotada plaza.
La más pequeña es la que tiene mejores vistas de la abarrotada plaza. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

Gorka Ortiz de Urbina ha abierto la espita festiva con emoción bien justificada, que hasta le ha provocado apuros a la hora de abrir el paraguas en la balconada. No era para menos tras dos años de ausencia forzada por la pandemia, y además con la retirada a la vista al ser su vigésimo Celedón y haberse comprometido a no superar los 22 de José Luis Isasi, quedándose así en los mismos 21 de Iñaki Landa. Hoy se ha reafirmado; la próxima será la última.

En el lanzamiento del chupinazo el protagonismo también ha sido femenino: las deportistas Elena Loyo y Ruth Brito, la hostelera María José Sáez de Cortazar, la comerciante Jaione Prado y la investigadora Arantza Navarro se han encargado del momento, con la misión de representar a todas quienes luchan «por romper techos de cristal y un mundo sin desigualdades».

Cordones policiales han retirado hasta tapones de botellas. En el centro de la plaza, cinco pancartas por los presos y algunas más

Cordones policiales han vigilado todas las entradas al epicentro festivo retirando incluso los tapones de las botellas –¡y bidones!– de plástico, en los que viajaban todo tipo de bebidas, además de retirar todos los artilugios de cristal y latas.

No han impedido que en el centro de la plaza se ubicaran al menos cinco pancartas por los presos con distintos lemas, otra por el socialismo, una más que reivindicaba independencia, socialismo y feminismo...

La música desde la megafonía ha ido calentando, más bien caldeando, el ambiente a la espera del aldeano de Zalduondo. Primero, al sonar las campanas, se ha lanzado a cinco manos el cohete desde la balconada de San Miguel, donde se leía el lema ‘Jaietan jai, errespetatuz’ colocado por el Ayuntamiento.

Celedón: ausencias y fiestas seguras

Nada más escucharse el estallido, desde la iglesia, envuelta en humo, ha comenzado a descender la figura de Celedón, sobre un mar de brazos levantados y entre un barullo que hacía difícil oír a la Banda Municipal de Gasteiz.

A la apoteosis de la llegada a la plaza le ha sucedido el éxtasis de la aparición en el balcón del Celedón de carne y hueso. El pasillo abierto por Zeledon Elkartea entre miles, ¿decenas de miles?, de personas ha cumplido su compleja función. Ortiz de Urbina, bajo el paraguas y la ikurriña y la bandera navarra llevadas por uno de los miembros de la comitiva, ha llegado a la escalinata sin dejar de saltar... ¡y sin perder la txapela!

«Bueltatu gara!», ha gritado Ortiz de Urbina a la llegada, como una especie de catarsis tras estos dos años

«Cééééledon ha hecho una casa nueva, Cééééééledón, con ventana y balcón...». El aldeano se ha recompuesto ya en la balconada, ha colocado los pañuelos a las cinco protagonistas del chupinazo y al alcalde, y se ha dirigido a la multitud eufórica. Este 4 de agosto de 2022 tenía mensajes especiales que lanzar.

«Bueltatu gara!», ha clamado Celedón, en un grito que venía a soltar toda la rabia por estos dos años de frustración. «Por todos los que no pueden estar aquí este año y por unas fiestas seguras para nuestras neskas, para nosotros», ha dicho primero. Luego se ha acordado del Alavés: «Volveremos a estar en Primera».

«¡Después de dos años, a disfrutar!», «Gora gu ta gutarrak!», «Venga ya, una que no hemos cantado: Cééééledon...»... Ortiz de Urbina se ha dejado la voz para rematar el acto, que se había iniciado con anécdota: al aldeano le costó abrir el paraguas, que se había atascado tras el siempre tumultoso paso por la plaza.