GARA
LONDRES

Londres implica a Putin en el envenenamiento de Litvinenko

Las conclusiones de un juez británico, que implica al Estado ruso y a su líder, Vladimir Putin, en la muerte envenenado con polonio en 2006 del exespía prófugo Alexander Litvinenko han provocado una grave tempestad diplomática entre Londres y Moscú.

El juez Robert Owen, encargado de la investigación pública, asegura haber reunido «pruebas que establecen claramente la responsabilidad del Estado ruso en la muerte de Alexandre Litvinenko. El informe, de 300 páginas y que toma como base documentos secretos de los servicios secretos británicos y declaraciones tomadas por el juez en 2015, concluye que «teniendo en cuenta todas las pruebas y análisis disponibles», se trató de «una operación del FSB (servicio secreto ruso, sucesor del KGB), que probablemente (sic) fue aprobada por (el entonces director del FSB, Nikolai) Patrushev y también por el presidente (Vladimir) Putin».

Que un juez utilice el poco concluyente término «probablemente» puede tener su explicación en que, según los términos de la investigación dictados por el Gobierno británico, Owen no podía formular acusaciones n civiles ni criminales sino que debía limitarse a explicar las circunstancias de la muerte y su presunta responsabilidad.

Pero paradójicamente las conclusiones del informe no son por ello menos explosivas al apuntar directamente hacia el presidente ruso.

Así, tras mostrar su absoluto convencimiento de que Litvinenko no ingirió polonio-210 «por accidente o para suicidarse», el juez da por sentada la implicación directa de Andrei Lugovoi y de Dimitri Kovtun en su envenenamiento.

Pese a asegurar que fueron el antiguo miembro del KGB (hoy diputado de un partido panruso) y el empresario «los que metieron el polonio-210 en la tetera del Pine Bar el 1 de noviembre de 2006», fecha de su segundo encuentro con Litvinenko, el juez no cree que supieran exactamente que estaban empleando esa sustancia radiactiva extremadamente tóxica.

En esa línea, el juez señala que el uso de esa sustancia «sugiere que actuaron por orden de un Estado, no de un grupo criminal» y abunda en que el polonio-210 podría provenir de las instalaciones nucleares Avangardm cerca de Nijni-Novgorod, en el centro de la Rusia europea.

«Antagonismo personal»

El juez añade como elemento «el antagonismo personal» entre Putin y Litvinenko, e insiste en que «la Administración Putin, incluido el presidente en persona y el FSB, tenían motivos para actuar contra Litvinenko, también para asesinarlo». Tras huir a Gran Bretaña en 2000, el e miembro del FSB se convirtió en ariete contra su antiguo jefe, Putin, a quien que acusó, no solo de haber provocado los atentados que justificaron en 1999 la segunda guerra de Chechenia, sino de lazos con redes mafiosas e incluso de pederastia.

Litvinenko colaboró con los servicios secretos británicos (MI6) y se puso bajo la protección del magnate ruso opositor al Kremlin Boris Berezovski, muerto en circunstancias no aclaradas en 2013 en Londres.

La viuda del exespía, Marina Litvinenko, saludó el informe pero pidió medidas concretas, como sanciones contra Putin. El Gobierno británico calificó de «perturbadoras, no sorprendentes» las conclusiones del informe y llamó a consultas al embajador ruso en Londres. Pese a criticar «ese comportamiento en un país miembro permanente del Consejo de Seguridad», Cameron tendrá que medir su reacción ante un país clave en el drama sirio. Y más allá.

El Kremlin vincula las conclusiones del informe con el «humor británico»

El Kremlin vinculó las conclusiones de la investigación pública a cargo del juez londinense con el «humor británico».

«Esto parece una broma. Evidentemente, se puede achacar a ese humor británico tan refinado», dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, quien advirtió a su vez de que este informe «envenenará aun más la atmósfera de nuestras relaciones bilaterales».

Para Peskov el proceso parece una broma «por el hecho de que una investigación pública y abierta se base en datos secretos de unos servicios de inteligencia que no se nombran, y porque el veredicto, que se sostiene en esas informaciones efímeras, emplea con asiduidad palabras como posiblemente y probablemente»..

Esta terminología, subrayó, «no se tolera en nuestra práctica judicial ni en la de otros países, y obviamente no puede tomarse como un veredicto».

«Pseudoinvestigaciones como ésta, sin duda, no logran nada más que envenenar aun más la atmósfera de nuestras relaciones bilaterales», lamentó el portavoz de Putin, quien añadió que Rusia «confiaba en una estrecha cooperación en la investigación de este caso, pero los británicos decidieron congelar no solo la colaboración, sino también el diálogo en la aplastante mayoría de ámbitos». Peskov insistió en que Moscú ha reiterado en un sinfín de ocasiones que los servicios de inteligencia rusos no tuvieron nada que ver con el envenenamiento GARA