Mientras el alcalde Juan Mari Aburto se ha desplazado a Londres para asistir a la gala de los premios en los que Bilbo está nominada a Mejor Ciudad Europea de 2018, el ascensor de Begoña, el ruido nocturno y los radares de Alameda Rekalde marcan la actualidad en el Ayuntamiento.

El martes el concejal de Obras Ricardo Barkala compareció en comisión para informar que el Ayuntamiento va a abonar más de 350.000 euros por las obras para evitar la caída de cascotes del ascensor de Begoña. El Consistorio pretende una rehabilitación integral del ascensor, pero se mantiene a la espera de que los tribunales resuelvan el contencioso entre la empresa concesionaria del elevador y Lakua.

En julio de 2014, Ascensores a Begoña SA decidió dar por finalizado el servicio por las pérdidas acumuladas desde 1996, año en el que comenzó la actividad del ascensor del metro que enlaza el Casco Viejo con Mallona. Solicitaban que se diera por caduco la adjudicación del servicio, además de alrededor de un millón de euros de indemnización.

Por otro lado, los vecinos afectados por el ruido que genera la discoteca Moma han denunciado que este fin de semana tras reabrir el local por una sanción administrariva han vuelto a incumplir las medidas y superar los límites. Asimismo, vecinos de la zona de Abando han denunciado el ruido nocturno y desde el Ayuntamiento se han comprometido a colocar sonómetros como reclamaba la asociación Uribitarte Anaitasuna.

Atendiendo a una petición de los vecinos de Alameda Rekalde para ralentizar el tráfico, el Ayuntamiento instaló en verano dos radares en la calle. Sin embargo, este miércoles el diario ‘El Correo’ asegura que no funcionan y la coalición EH Bildu denunciaba en su cuenta en twitter que «tratan a la ciudadanía como si fuéramos tontos».