El concepto de «lavado de la imagen» más popularmente conocido como «sportswashing» se refiere a la práctica de un grupo, nación o estado que usa un escaparate deportivo para limpiar su reputación dañada. Una estrategia que está intentado llevar a cabo Israel en el panorama deportivo, por ejemplo, a través del equipo Israel–Premier Tech, fundado por el Sylvan Adams, socio de Benjamin Netanyahu o con su participación directa en eventos culturales como Eurovisión.

No es un caso exclusivo el de Israel. Los casos del Mundial de fútbol en Qatar o la Supercopa jugada en Arabia Saudí, son otros de los ejemplos más conocidos. Sin embargo, a Israel con cerca de 65.000 muertos a las espaldas, la jugada le ha salido rana.

La Vuelta ha amplificado todo tras las masivas protestas populares en la mayoría de las etapas. La presión ciudadana ha reclamado que no quiere un equipo en representación de Israel paseando por sus pueblos y ciudades. Eso ha llevado a retirar el nombre del país del maillot, a no poder acabar etapas o a la renuncia de varios ciclistas del equipo durante este año.

Ahora, con el precedente de la Vuelta abriendo portadas a nivel internacional, la campaña de boicot se ha extendido a Canadá, más exactamente en el en el Gran Premio de Quebec y el de Montreal de ciclismo. Debido a las protestas, el equipo dirigido por Sylvian Adams (nacido en Canadá) se ha visto obligado a presentarse bajo el nombre de IPT, sin el logo y con otro maillot sin serigrafía de Israel.

También en el territorio canadiense, el partido de tenis de Copa Davis entre Canadá e Israel se jugará a puerta cerrada para «desarrollarse de la forma más segura posible y sin interrupciones», ha afirmado la federación canadiense.

En Euskal Herria, recientemente, dos casos de presión social han obstaculizado la presencia de Israel en dos eventos programados. En Sestao, siete ajedrecistas israelíes se han retirado del torneo de ajedrez que empezaba este viernes en la localidad vizcaina ante las masivas protestas.

Por otro lado, la presión popular ha obligado a suspender una conferencia que iba a celebrarse en Bilbo el próximo miércoles, organizada entre otros por la Asociación Vasca de Amigos de Israel. Precisamente, en esa charla iba a participar Dana Erlich, jefa de misión de la Embajada de Israel en Madrid.

El veto a Israel se expande por el mundo

No obstante, en el panorama cultural también hay precedentes. Sin ir más lejos, tras la noticia en la que se desvelaba que el fondo inversor proisraelí Kohlberg Kravis Roberts (KKR) se hizo cargo de varios festivales como el Viña Rock, Arenal Sound o Resurrection, decenas de grupos y artistas se negaron a participar en dichos eventos.

Recientemente, Países Bajos se ha unido a la lista de países como Irlanda, Eslovenia o Islandia que no se presentarán en Eurovisión si Israel participa en el concurso musical. Por esa línea, el Festival de Gante ha cancelado un concierto de la Filarmónica de Múnich que iba a ser dirigido por el israelí Lahav Shani. El festival belga había informado de la cancelación del concierto encabezado por el director de orquesta del estado judío por no disponer «suficiente claridad sobre su posición con respecto al régimen genocida de Tel Aviv».

Todo indica que mientras se perpetúa el genocidio en Palestina, la campaña de boicot a Israel seguirá in crescendo. El último en sumarse a esta iniciativa ha sido el diputado general de Araba Ramiro González, quien ha solicitado expresamente a la Euroliga que equipos israelíes como el Maccabi y el Hapoel Tel Aviv no visiten el Buesa Arena.