Maitane Aldanondo

Lúpulo de Kintana, cultivo de kilómetro cero y sostenible

Dos jóvenes aficionados a la cerveza artesanal comenzaron a cultivar lúpulo aromático solo para ver qué obtenían. Del gusto por el campo y los buenos resultados surgió una opción laboral que acaba de ser premiada por el programa de emprendimiento Explorer.

En la última edición de Explorer Araba han participado diez proyectos. (EXPLORER ARABA)
En la última edición de Explorer Araba han participado diez proyectos. (EXPLORER ARABA)

Lúpulo de Kintana ha sido el proyecto ganador de la novena edición de Explorer Araba, programa del Banco Santander y el Centro Internacional Santander Emprendimiento que gestiona BIC Araba. Los participantes debían construir y validar una idea de negocio que contribuya a lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030. La iniciativa premiada es la primera en cultivar lúpulo aromático en tierras alavesas, y ha quedado por delante de Reclamaciones Aéreas Online y Alfa Riders.

Los responsables de este negocio son la gaditana Paula Romero y el alavés Gonzalo Eguíluz. Se presentaron al programa «casi por casualidad», porque unos amigos les enviaron el enlace y no querían cerrarse puertas. Romero reconoce que al principio «no tenía ni idea de lo que se iba a hacer allí» pero, visto todo lo que ha aprendido, le ha parecido «una pasada». Destaca el papel de los mentores –«te ayudan muchísimos, te dicen las cosas como son, te aconsejan...»–, así como la formación y los contactos que le ha aportado la experiencia. «Aprender a hablar en público y saber exponer tu proyecto cuando te vas a enfrentar a un potencial cliente, vale mucho».

Ganar ha sido «una sorpresa enorme», ya que sus compañeros tenían proyectos «muy interesantes». Los tres finalistas dispondrán durante seis meses de un espacio gratuito y asesoramiento especializado. Además, Lúpulo de Kintana participará en la final estatal, a la que, comenta Romero, no irán con la idea de ganar, sino por la experiencia y la formación, «pero si ganamos, mejor que mejor». Debido a la situación derivada de la pandemia, el viaje formativo de los premiados se retrasa a 2022, cuando asistirán a un evento en Oporto. Más allá de esos beneficios, el premio ha dado visibilidad al proyecto, «un empujón que nos compromete a seguir haciéndolo bien con las pilas cargadas».

Antes de Explorer, su iniciativa ya tenía cierto recorrido. Cultivan y venden su propio lúpulo de kilómetro 0 desde 2019, cuando decidieron probar suerte con unas plantas y ver cómo se daba. Alquilaron unas tierras en Quintana (Bernedo), de donde es Eguíluz, y plantaron una docena de variedades. Escogieron las tres que dieron mejor resultado y pusieron 20 plantas de cada una.

Proceso natural

A ambos les gusta el campo y son aficionados a la cerveza artesanal, pero tanto su formación como su experiencia laboral no tienen nada que ver con este ámbito. Ella tiene el grado medio de Hostelería y es camarera, mientras que él es electricista. Con la práctica han ido aprendiendo sobre la planta y la tierra. Además, Romero está haciendo cursos de Hazi para tratar el suelo, plagas, enfermedades... También han contado con la colaboración de Neiker y, aunque inicialmente les pusieron condiciones muy exigentes, han obtenido ayuda de Gaztenek.

Cuidan la tierra y realizan las tareas de la forma más natural posible, incluso, preparan los fertilizantes. Se encargan de todo el proceso, desde poner la planta hasta el envasado. Romero apunta que el lúpulo es «bastante delicado». Una vez cortada la planta, la pelan y clasifican, secan el lúpulo, lo prensan, pican y peletizan antes de envasarlo al vacío y conservarlo en frío. Producen tres variedades: cascade, centennial y chinook, y en otra parcela están haciendo pruebas con nuevo tipos de lúpulo aromático para poder ampliar su producción. Las cosechas son todavía limitadas, ya que la planta da el 100% a partir del cuarto año. Actualmente, están sin existencias a la espera de cosechar a finales de agosto o principios de setiembre.

Venden online en envases de cuatro tamaños, entre 50 y 250 gramos, con precios que van de los 3 a los 12 euros. El siguiente paso será acercarse a las cerveceras que hay en su entorno. No obstante, la responsable matiza que el lúpulo puede tener otros usos y también quieren llegar a las personas que quieran elaborar con él algo que no sea cerveza. «Tiene propiedades relajantes, alivia los síntomas de la menopausia.... Se pueden hacer muchas cosas: cremas, infusiones, aceites esenciales, pan... incluso medicamentos».

Las primeras cosechas las regalaron a personas que hacen cerveza en casa, maestros cerveceros... para tener una opinión y saber si gustaba. Gracias a ellos han seguido avanzando y han podido probar el resultado. Romero recuerda que con la primera cerveza que tomaron hecha con su lúpulo dieron saltos de alegría. Con esa misma filosofía de colaborar, los productores vascos han creado en mayo Euskal Lupulo Elkartea, para compartir experiencias, e incluso, los gastos de maquinaria. También son los representantes de Araba en Lúpulos de Calidad.