Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

Las reflexiones de Mujica que seguirán sacudiendo conciencias

Pepe Mujica fue un pensador formidable que tuvo la capacidad de transmitir su filosofía política y vital con claridad, contundencia y estilo únicos. Algunas de sus reflexiones y frases se han encapsulado en vídeos y acumulan millones de seguidores. Y lo seguirán haciendo.

Adivinó Mujica cuando dijo que «la parca me está rondando el catre». A la muerte la puede retrasar un rato, pero siempre acaba cobrándose lo suyo.

El luchador uruguayo no se ha marchado del todo. Queda su pensamiento, si bien, a diferencia de otros revolucionarios que le precedieron, el grueso de su legado no se difundirá de forma ordenada en forma de ensayo o libro de memorias.

Los millones de personas que aprenderán algunas de las enseñanzas de Mujica lo harán a través de grabaciones antiguas de noticieros o, sobre todo, con pequeños vídeos editados por terceros en Youtube, Tik-Tok o Instagram buscando la movilización política, el activismo ambiental o, debido a lo hondo que se clavaban sus palabras, también reconvertidos en vídeos de autoayuda. 

Ahora que se ha ido, toca rescatar algunas de estas grabaciones y frases célebres que preservarán a partir de hoy la voz grave y el hablar pausado del uruguayo en cápsulas digeribles para internet y redes sociales.

Uno de sus discursos más difundidos, por ejemplo, fue el de la Cumbre de Río del año 2012. En él, Mujica sostiene que es imposible conjugar capitalismo y solidaridad, que la gobernanza mundial, con este sistema económico es imposible. «¿Es posible hablar de solidaridad y de que estamos todos juntos en una economía que está basada en la competencia?», planteó el entonces presidente de Uruguay. 

Mujica se dirigió en muchas ocasiones a los jóvenes para concienciarles del reto que supone el cambio climático. El exmandatario, aun reconociendo las grandes contribuciones de la tecnología para la calidad de vida, era consciente de la destrucción que había generado. «Corremos el riesgo, por exceso de despilfarro, de convertir al planeta en un inmenso sartén», aseguraba. 

Las reflexiones de Mujica sobre el sentido de la vida, de cómo la humanidad se confunde y pierde tiempo en adquirir cosas fútiles sin caer en la cuenta de que «no puedes ir a supermercado a comprar vida», se han convertido en un 'leitmotiv' de mixes de los vídeos editados. 

En Ecuador, Mujica confesó: «No tengo vocación de héroe, lo que sí tengo es una especie de fuego adentro cuando me enfrento a la injusticia social o a una diferencia de clase». 

Mujica era consciente de que sus palabras seguirían escuchándose cuando él ya no estuviera. Sabía que era capaz de inspirar a sus seguidores en Uruguay y en todo el mundo. De ahí, el sentido de su discurso de despedida al dejar el Senado a los 85 años. «El odio es ciego como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye».

 

El guerrillero tupamaro que acabó gobernando el país no ocultó nunca que forjó su peculiar pensamiento estando preso y sufriendo el castigo añadido de no dejarle leer durante siete años. «Ahí empecé a organizar la croqueta (...) y me di cuenta que el remedio era yo mismo».

Con esa capacidad para transmitir, no es extraño que los medios de comunicación se volvieran adictos a él. Tanto, que apenas le dejaron dormir tranquilo. Tuvo que ser él, con voz ya desgarrada, el que les mandara a paseo, para que así le dejaran morir en paz. «El guerrero tiene derecho a su descanso».